La adicción a tomar el sol puede ser genética

El comportamiento de búsqueda obsesiva del sol está relacionado con genes implicados en la adicción, los rasgos de comportamiento y personalidad y la función cerebral, según un estudio sobre más de 260.000 personas dirigido por investigadores del King’s College de Londres (@KingsCollegeLon) y publicado en la revista del centro.
Esto significa que el comportamiento de las personas hacia la búsqueda constante del sol se complica por una predisposición genética, y esto debe tenerse en cuenta al diseñar campañas de concienciación sobre el cáncer de piel.
Los investigadores estudiaron información detallada sobre la salud de 2500 gemelos del estudio TwinsUK, incluida su genética y su comportamiento de búsqueda del sol. Los gemelos idénticos de una pareja tenían más probabilidades de tener un comportamiento similar de búsqueda del sol que los gemelos no idénticos, lo que indica que la genética juega un papel clave.
Posteriormente, el equipo identificó cinco genes clave involucrados en el comportamiento de búsqueda del sol a partir de un análisis adicional de 260.000 participantes de otras cohortes. Algunos de estos genes se han relacionado con rasgos de comportamiento asociados con la asunción de riesgos y la adicción, como el tabaquismo, el consumo de cannabis y alcohol y el número de parejas sexuales.

Exposición excesiva
El autor principal, el doctor Mario Falchi, del King’s College de Londres, resalta que estos resultados «sugieren que abordar la exposición excesiva al sol o el uso de camas solares podría ser más difícil de lo esperado, ya que está influenciado por factores genéticos. Es importante que el público esté al tanto de esta predisposición, ya que podría hacer que las personas sean más conscientes de su comportamiento y los daños potenciales de la exposición excesiva al sol».
Por su parte, Veronique Bataille, dermatóloga consultora involucrada en la investigación, agrega que «está claro que vemos personas que tienen un comportamiento muy poco saludable frente al sol y son plenamente conscientes de ello. Continuarán exponiéndose excesivamente incluso si tienen la piel clara factores de riesgo de cáncer».
«Nuestra investigación muestra que los genes que regulan la adicción y otros comportamientos de riesgo son importantes y pueden explicar parte de la reticencia a cambiar comportamientos bajo el sol», concluye.
El sol es bueno en su justa medida. Recibir los rayos solares es positivo para la salud por distintos motivos, pero qué ocurre si nos obsesionamos con él. ¿Qué consecuencias puede tener si nos volvemos adictos al sol? Y sobre todo, ¿qué puede suceder en edades avanzadas cuando la piel ya no presenta las mismas características que en la juventud?
Apetito por el sol
Una obsesión por el astro rey y por lucir una piel bronceada es lo que define el trastorno conocido como tanorexia. Su origen etimológico se cree que proviene del inglés tan o broncearse y del griego, orexia o apetito. Estas personas tienen una necesidad por tanto de lucir siempre una piel morena.
Esto da lugar a que se obsesionen con los rayos UVA de modo que siempre estén pensando en recibirlos ya de será de forma natural, en soláriums o en cabinas de rayos. Además, no suelen emplear una protección solar adecuada, ya que quieren conseguir esa tonalidad de la piel sin preocuparles otros aspectos, y es por ello que al mismo tiempo utilizan incluso productos que potencian el bronceado. Al final, es así como comprometen su salud.
Es un trastorno que suele afectar sobre todo a mujeres jóvenes y de mediana edad, que se dejan llevar por la moda y tendencias que potencias este aspecto. Sin embargo, algunos expertos apuntan que se están apreciando cada vez más casos en personas mayores. En concreto, ya no es tan raro ver a mujeres o incluso hombres de entre 60 y 70 años o más, obsesionados por su imagen. Por estar guapos y aparentar que gozan de buena salud, apuntan las doctoras María Dolores Azúa Blanco y Carmen Muro Baquero, en el documento Tanorexia: ¿A quién afecta? ¿Problemas?

Consecuencias para los mayores
La consecuencia en la piel de las personas mayores que sufren tanorexia es un cuarteamiento superior de la misma, dando una apariencia mucho más envejecida de lo que a lo mejor correspondería con la edad real del individuo. Al mismo tiempo se aprecian hiperpigmentaciones y pueden hasta surgir lesiones malignas, además de otros trastornos dermatológicos y extracutáneos.
Por otro lado, es importante reseñar que un exceso de radiación solar provoca inmunosupresión, es decir, alteraciones en el sistema inmunitario. Esto puede facilitar el que los mayores con tanorexia tengan aún más probabilidades de presentar unas defensas disminuidas y sean más propensas a infecciones o enfermedades autoinmunes.
Fuente: https://www.65ymas.com/salud/adiccion-tomar-sol-puede-ser-genetica_19305_102.html