Síndrome de la cabaña, miedo a salir después de la cuarentena

02/09/2020; Buenos Aires: Unicef, organismos nacionales y organizaciones de la sociedad civil lanzaron hoy la campaña "De los chicos y las chicas #SomosResponsables" para alertar sobre el aumento de la violencia en el hogar contra las niñas y niños que según datos oficiales se incrementó durante el aislamiento social dispuesto por el coronavirus, instando a las personas adultas a involucrarse en la protección de la niñez. Foto: Alejandro Santa Cruz/Télam/MCL

Ansiedad y temor de dejar el confinamiento configuran un trastorno emocional que requiere atención.

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De acuerdo con Rodrigo Córdoba, médico psiquiatra, expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, es lo que se conoce como síndrome de la cabaña, que si bien no es una enfermedad tipificada, es un conjunto de síntomas relacionados con el espectro ansioso, impacta esencialmente en la tranquilidad de la gente.

Sandra Herrera, psicóloga clínica de la Universidad de Salamanca, dice que estas manifestaciones son habituales en personas que han enfrentado por mucho tiempo condiciones de aislamiento como trabajos distantes y solitarios, periodos de incapacidad prolongados e incluso, temporadas de descanso que se prolongan en el tiempo con pocas personas en lugares poco habitables Y cuando vuelven a enfrentar su cotidianidad, experimentan ansiedad.

Córdoba dice que los humanos por naturaleza, tienden a crear rutinas para manejar mejor las situaciones nuevas o desconocidas y en tal razón, mientras que en los primeros días de los confinamientos se producían desasosiegos o sensaciones de malestar, la mayoría de personas terminaron por acostumbrarse a estar en la casa, sin embargo en algunos se arraiga tanto éste acto, que al enfrentarse a la calle, se sienten desubicados.

“Además, la pandemia de la covid-19, ha promovido un contexto de inseguridad y de riesgo creciente en las afueras de la calle, lo que termina por aumentar el problema”, dice Córdoba, porque el hogar se ha convertido en una burbuja que proporciona tranquilidad en un marco de incertidumbre.

Sin embargo, para la psiquiatra Sandra Albornóz, hay que tener claro que estas manifestaciones se presentan más en personas que ya tenían alguna base ansiosa o tenían algunos factores que los condicionan a padecer estos síntomas.” Algunos tienden a pensar de manera negativa frente a la realidad y crean escenarios catastróficos, al dejar la casa, al punto que termina generando bloqueos”,dice la psiquiatra.

Y en este contexto, la exposición permanente a noticieros, información y testimonios que dan cuenta de la pandemia, terminan por reforzar dichos pensamientos, convirtiendo esto en un círculo que según la psicóloga Herrera, convierte la situación en un verdadero problema.

Por su parte Córdoba, dice que en aquellas personas que tenían ya diagnóstico como depresión, fobias a los espacios abiertos o ansiedad o percepciones hipocondriacas, esta sensación de inseguridad ante la calle, se puede tornar más frecuente, sin contar, agrega el psiquiatra. que también la tendencia es mayor en personas que han pasado los confinamientos solos.

Si a lo anterior se suma la condición de ver a los otros como un peligro en virtud de que pueden transmitir enfermedades, termina por justificar en algunas personas afectadas la sensación de incomodidad y la necesidad imperiosa de mantenerse encerrados.

Aunque Albornoz dice que es normal tener miedo, hay que entender que esta situación tiene límites, por lo que resulta imperioso cuando esto se presente de manera intensa ya que puede complicarse y desencadenar otros problemas.

Córdoba reitera que si bien no es una enfermedad consolidada, es importante identificar estos rasgos como alteraciones en los patrones de sueño, sensación de cansancio, problemas para la concentración, pérdidas de memoria, nerviosismo, desasosiego, desgano y un excesivo miedo al salir, manifestado por una negativa a retomar rutinas de relaciones sociales.¿Qué hacer?

Lo primero es identificar el problema, dice la psicóloga Herrera y diseñar rutinas para utilizar el tiempo de manera productiva durante los confinamientos y evitar la inactividad, lo mismo que las siestas largas.

Es importante poner horarios , vestirse, no descuidar la higiene personal o las comidas y planificar actividades que impliquen salir al exterior.

De igual forma recomienda realizar ejercicio físico de manera rutinaria y mantener siempre el contacto social a través de las redes, el teléfono, las video llamadas y exponerse progresivamente a las personas. Por su parte, Albornóz insiste en que es importante manifestar y transmitir lo que se siente a las personas cercanas y no invalidar las emociones negativas que se experimentan, en otras palabras no negar , ni tampoco enmascararlas.

“En caso de que los síntomas persistan o se agraven y terminan agobiando la existencia de las personas al punto de impedir una cotidianidad tranquila, hay que pedir ayuda”, dice Albornoz.

Fuente: El Tiempo de Bogotá