¿Tiene cura la diabetes tipo 2 ?
El tratamiento de la diabetes tipo 2 puede dar lugar, en algunos casos, a una normalización de los niveles de glucosa sin necesidad de seguir administrando insulina o fármacos. ¿Esto significa que la enfermedad se ha curado? Responde la endocrinóloga Cristina Tejera.

“La diabetes tipo 2 es más compleja de lo que parece”, afirma Cristina Tejera, especialista en endocrinología y nutrición y autora del libro Afrontar la diabetes (La esfera de los libros, 2025) . “Es verdad que la mayoría de los casos se relacionan con sobrepeso y obesidad; en definitiva, exceso de grasa corporal”, reconoce. No obstante, puntualiza que el fenómeno principal de esta enfermedad es la resistencia a la insulina.
Lo que sucede es que el páncreas tiene que producir mucha insulina para controlar la glucosa. Esto es así porque “los tejidos donde se metaboliza la glucosa -fundamentalmente el músculo y el hígado- son resistentes a su acción”. Esto ocurre en etapas precoces.
Con el tiempo, esa resistencia a la insulina puede ir disminuyendo y en algunas personas el páncreas acaba fracasando y se pasa a la situación contraria: se produce muy poca insulina. Es lo que se conoce como diabetes tipo 2 insulinopénica, que requiere tratamiento con insulina. En esta situación se encuentran hoy en día en torno al 10-15% de los pacientes. “Hace unos años, como no teníamos fármacos tan eficaces como ahora, había más gente con insulina”, señala Tejera.
Remisión de la diabetes tras la pérdida de peso
En determinados entornos, incluso médicos, se señala que la diabetes se puede curar con una pérdida significativa de peso, mediante una dieta estricta y ejercicio físico y, muy especialmente, con la cirugía de la obesidad (cirugía bariátrica). La endocrinóloga confirma que estas estrategias pueden hacer que los niveles de glucosa se normalicen, pero eso no significa que la diabetes desaparezca. “Nosotros no hablamos de revertir o curar la diabetes porque no es un concepto correcto”, asevera. “Hablamos de remisión, que viene a ser como la remisión del cáncer” y significa que se consiguen valores normales de glucosa sin necesidad de fármacos.

La diabetes se define por un aumento de la glucosa, “bien porque el páncreas no produce la insulina suficiente, o bien porque hay una resistencia a la insulina”. Y esto repercute de forma global en el organismo. “Realmente, en la diabetes hay más alteraciones que la de la glucosa”, precisa Tejera.
Por eso, no conviene apresurarse y proclamar la desaparición de esta afección. Entre otras cosas, hay que tener en cuenta que muchas veces se diagnostica la enfermedad cuando ya está avanzada, de modo que la elevación de la glucosa ya ha tenido tiempo de hacer daño en el cuerpo. En esos casos, se pueden normalizar los niveles de glucosa que se reflejan en una analítica, pero no el daño causado en el corazón, los riñones, los ojos u otros órganos diana de la diabetes.
Por otra parte, no es posible saber si esa remisión de la patología va a ser indefinida o tiene fecha de caducidad. “Puede ser que una persona normalice sus valores de glucosa durante 5 años, pero a partir del quinto empiecen a subir y haya que volver a poner tratamiento”, indica a modo de ejemplo la especialista.
La prudencia que destila el término remisión tiene el efecto positivo, según Tejera, de “obligar a que el paciente no desaparezca del radar sanitario”, ni por voluntad propia ni por decisión de los médicos. “Obliga a hacer revisiones para comprobar que sigue efectivamente controlado”. Puede darse el caso de que la glucosa se haya normalizado, pero el paciente ya haya tenido un infarto, lo que implica la necesidad de un seguimiento. Lo mismo puede decirse de los casos en los que existe daño renal o de la vista, que en ocasiones pueden no haber dado la cara todavía. “Por eso a nosotros lo de curar la diabetes nos parece muy pretencioso y a día de hoy no lo podemos hacer”, concluye la especialista. “Ojalá lo podamos hacer en el futuro, actualmente podemos hablar de remisión, no de cura”.