Claves para frenar el envejecimiento cerebral

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 Un cerebro joven durante toda la vida es una quimera porque hay factores como la genética, o incluso los estragos que puede causar una pandemia, que no se pueden modificar. Sin embargo, algunos cambios en el estilo de vida tienen el poder de ralentizar su envejecimiento.

Árboles que simbolizan el deterioro cerebral
  1. María Sánchez-Monge

El cerebro es un órgano con una gran capacidad de adaptación y por eso sigue funcionando razonablemente bien con el paso de los años. Sin embargo, en algunas personas envejece más rápidamente que en otras, debido a diferentes factores: genética, estilo de vida, enfermedades… Por lo tanto, el deterioro depende de factores tanto modificables como no modificables.

Entre estos últimos se podría incluir el impacto de la covid-19. Según un nuevo estudio, dirigido por expertos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y publicado en la revista Nature Communicationsla pandemia puede haber acelerado el envejecimiento cerebral de numerosas personas, incluso en quienes nunca han sido infectadas por el coronavirus. Esto podría deberse a que la propia experiencia de este episodio traumático, que generó en muchos individuos un intenso aislamiento, incertidumbre y otros sentimientos negativos, puede haber afectado de forma muy poderosa a la salud cerebral de la población.

Los cambios en el envejecimiento cerebral, apreciados mediante escáneres cerebrales, fueron más acusados en las personas mayores, los hombres y quienes viven en entornos más desfavorecidos. No obstante, solo los participantes en el estudio que padecieron la covid-19 mostraron una disminución en ciertas capacidades, como la flexibilidad cognitiva y la velocidad de procesamiento. Por lo tanto, el envejecimiento cerebral debido a la pandemia, por sí solo (sin infección), podría no causar síntomas. Y otra buena noticia: los autores del estudio resaltan que las alteraciones observadas podrían ser reversibles.

Rasgos del envejecimiento cerebral

Según explican los científicos de la Fundación Pasqual Maragall, a lo largo de la vida se transforma tanto la estructura como el funcionamiento del cerebro. “Estos cambios forman parte del envejecimiento cerebral, un proceso natural, pero no uniforme, ya que varía notablemente de una persona a otra”, exponen. “La combinación de factores genéticos, ambientales, condiciones de salud y estilo de vida influye en la forma en que se manifiestan estos cambios”.

Mano sujetando un cerebro

Cambios estructurales

  • Reducción del volumen cerebral. El envejecimiento suele ir acompañado de una reducción del volumen cerebral, especialmente en la corteza prefrontal, el hipocampo y otras áreas asociadas a la memoria y la toma de decisiones. Asimismo, esta atrofia progresiva de los tejidos se manifiesta en la dilatación de los ventrículos cerebrales (las cavidades internas que contienen líquido cefalorraquídeo).
     
  • Cambios en la materia gris y blanca. La materia gris, rica en cuerpos neuronales, y la materia blanca, compuesta por fibras nerviosas recubiertas de mielina, muestran un adelgazamiento con la edad. Esta pérdida se asocia a una disminución de la conectividad funcional entre regiones cerebrales distantes, lo que puede repercutir en funciones como la atención, la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo.

Cambios funcionales y celulares

  • Reducción de la eficiencia de las conexiones cerebrales. Aunque el número de neuronas se mantiene relativamente estable en muchas zonas del cerebro, con el paso del tiempo disminuye la densidad y la complejidad de sus conexiones. Esta menor conectividad limita la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse ante los cambios, lo que puede influir en el rendimiento cognitivo.
     
  • Alteraciones neuroquímicas. Al cabo de los años, descienden los niveles de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o la acetilcolina. Estos cambios pueden afectar a funciones como la memoria, la atención, la regulación emocional o el control de los movimientos. 
     
  • Disminución del flujo sanguíneo cerebral, que se relaciona con cambios en los vasos sanguíneos y con una mayor presencia de microlesiones vasculares.
     
  • Aumento de la neuroinflamación. Se produce una activación mantenida del sistema inmunitario del sistema nervioso central, lo que puede favorecer procesos inflamatorios crónicos con implicaciones neurodegenerativas.

Consejos para frenar el envejecimiento cerebral

El envejecimiento cerebral es, hoy por hoy, inevitable. Las condicionantes particulares de cada individuo, entre los que destacan los genes, no se pueden modificar. Además, como ya se ha dicho, hay algunos factores ambientales de los que es difícil escapar. No obstante, hay elementos relacionados con el estilo de vida sobre los que sí se puede actuar, con el resultado de un menor envejecimiento cerebral.

Estos son los consejos que ofrece la Universidad de Harvard para mantener un cerebro lo más joven posible a lo largo de la vida:

Estimula tu mente

Las actividades que estimulan el cerebro fomentan la génesis de nuevas conexiones entre las neuronas. Son múltiples las modalidades que cumplen esta función: estudiar, pintar, bailar, crucigramas, puzles, manualidades

Haz ejercicio 

El ejercicio físico contribuye a aumentar el número de pequeños vasos sanguíneos que irrigan con sangre rica en oxígeno las regiones clave del cerebro. Asimismo, fomenta el desarrollo de nuevas neuronas e incrementa las conexiones entre ellas.

Mejora tu dieta

Una buena alimentación repercute muy favorablemente tanto en el cuerpo como en las funciones cognitivas. La dieta mediterránea es la idónea para ralentizar el envejecimiento cerebral.

Controla tu tensión arterial

La hipertensión durante la edad adulta incrementa el riesgo de deterioro cognitivo al llegar a la vejez. 

Vigila tu nivel de glucosa

La diabetes es un factor de riesgo de demencia y controlar el nivel de glucosa en sangre (azúcar) para evitar esta enfermedad contribuye a evitar que el envejecimiento cerebral se acelere. 

Ojo a tus niveles de colesterol

Un alto nivel de colesterol LDL (el malo) se asocia con un incremento del riesgo de demencia

Evita el tabaco

El tabaco, en todas sus formas, es uno de los peores enemigos de la salud cerebral.

Limita el alcohol

El exceso de alcohol es un factor de riesgo muy importante de cara al desarrollo de demencia.

Cuida tus emociones

Las personas con ansiedaddepresión o falta de sueño tienden a tener una peor función cognitiva, aunque esto no se asocia necesariamente con un mayor riesgo de deterioro cognitivo en la vejez. 

Protege tu cabeza

Las lesiones graves (e incluso las moderadas) en la cabeza incrementan el riesgo de deterioro cognitivo. 

Socializa

Mantener una vida social activa se relaciona con un menor riesgo de demencia y una mayor esperanza de vida.