¿Cuándo ir al pediatra ?
Los primeros años de nuestros hijos vienen acompañados a diario de situaciones «médicas» que abren un montón de preguntas y dudas sobre cómo actuar o qué se espera de nosotros frente a una caída, un golpe o una lesión. Cuando somos primerizos, ese “termómetro” que nos ayuda a identificar de un vistazo de qué se trata o determinar qué hacer se vuelve, por momentos, hasta más difuso y difícil de interpretar. No queremos sobrerreaccionar, pero tampoco dejarnos estar si vemos que se siente mal, algo le pasa o le duele. Decodificar correctamente estas situaciones, desde las más frecuentes, como pueden ser los cólicos, la fiebre y la diarrea, hasta las posibles, como las reacciones alérgicas, los golpes en la cabeza, y las intoxicaciones, responde, en realidad, a dos preguntas fundamentales: ¿cuándo es importante actuar rápido y llevar a nuestro hijo a la guardia? y ¿cuándo es aconsejable esperar y consultar al pediatra sobre los pasos a seguir? Conocer los signos de alarma durante la primera infancia no sólo nos brinda tranquilidad, sino también contribuye a tomar mejores decisiones en el momento justo. “Tener a nuestro hijo en casa y tener que cuidarlo y estar atentos nosotros, al principio, nos quema la cabeza: ´¿Cómo voy a hacer? ¿Cómo me voy a dar cuenta si respira, si no respira?´. Y a medida que van pasando los días uno empieza: ´Esto va por acá, esto por allá´. Yo siempre digo que uno trae una información innata y que, cuando tenemos al bebé en brazos, aflora. Entonces hay que confiar en esa mamá y papá que surgieron. Nuestros hijos nos eligen, nos dan una preparación. De esa manera uno dice: ´Me tiro a la pileta y empiezo a nadar en esa aventura´. Y ahí vamos acompañando los pediatras en este nadar”, reflexiona Fernando Lamas, junto con Valentina Lamas, padre e hija y ambos pediatras (@doctoreslamas), en el quinto capítulo de la temporada 2 de “Primerizos, ¿y ahora qué?”, el ciclo audiovisual de LA NACION + ClubNutri, OSDE, Huggies y Plenitud.

PRIMERAS SEMANAS DE TU BEBE
–Cada bebé, cada niño o niña, es único e irrepetible, pero sí hay algunas situaciones comunes sobre las que podemos conversar. La idea de este capítulo es iluminar un poco el camino, dar algunas respuestas o soluciones para que los papás no se desesperen…
–Valentina Lamas (VL): Bueno, una de las principales cosas que hay que hacer en los primeros días de vida es controlar el descenso de peso de ese recién nacido con su pediatra de cabecera, o quizás las primeras 48, 72 horas, en la NEO donde nació. Es normal que todos los bebés, cuando nacen, tengan un descenso, más o menos entre el 10 u 12%. Los pediatras controlamos muy de cerca cómo es ese progreso porque indirectamente nos habla de cómo se está instalando la lactancia, de qué ritmo de pis y caca va a hacer ese bebé, cómo es el acople, y cómo es el ritmo de descanso. Entonces no es solo una balanza y un peso absoluto lo que nos importa, sino es ese conjunto de cosas que nos marca el progreso de peso.
–Les propongo empezar a meternos de lleno en estas primeras semanas. ¿Son esperables los cólicos del lactante?
–VL: Es algo que se está estudiando muchísimo en este último tiempo. Antes, quizás, no se sabía muy bien por qué se producía. Hoy en día creemos que es parte de la inmadurez del intestino y que faltan todos estos bichitos, estos trabajadores que tiene el intestino para encargarse de desarmar la comida y poder hacer la materia fecal. Entonces, el tener esta microbiota intestinal incompleta genera muchos gases, distensión, que el intestino no esté coordinado en sus movimientos y ayude a que el bebé pueda expulsar la caca. Anteriormente, se indicaban medicamentos. Hoy tratamos de ser un poco menos invasivos. La lactancia materna, el contacto piel con piel, los masajes, la posición fetal en el pecho de la mamá y algunos probióticos para ayudar serían las herramientas que tenemos en la actualidad. Ningún bebé tiene por qué sufrir o tiene que pasarla mal.
–Fernando Lamas (FL): Realmente la importancia de la microbiota nos cambió el concepto de muchísimas cosas en la medicina y ayuda, pero hay que atravesarlos. La gran mayoría de los chicos tienen cólicos.
–Otra cosa que suele escucharse bastante es el tema del reflujo. ¿Por qué se da?
–FL: El reflujo es algo fisiológico. Tenemos que ver bien qué tipo de reflujo es y en base a eso actuar. Acá tenemos que hablar del reflujo fisiológico normal, de ese “vomitador feliz”, como le decimos nosotros. Los pibes que vomitan, se ríen y la pasan bárbaro. O del reflujo en el que después de vomitar, el chico llora, se arquea, se tira para atrás y está molesto. Es displacentero. No todo reflujo se trata. Sí las medidas antirreflujo son las adecuadas: poner al bebé en 45 grados, aunque no es necesario hacer 40 minutos de palmaditas para el provechito o que eructe, porque no siempre sucede, pero prestar atención a esto y hablar siempre con el pediatra de cabecera. Es la persona que mejor va a saber si es un vomitador feliz o tenemos que meter mano.
–Voy a otra situación. Estamos cambiando al bebé y le notamos la piel un poco irritada. ¿Tiene que ver con la manera en la que lo limpiamos?
–VL: Bueno, primero hay que saber que lo que recomiendan en la clínica cuando nace el bebé, que es cuando elimina esa caca medio oscura que se llama meconio, es limpiar con algodón y agua porque esa caca es muy espesa y usar el óleo genera a veces un enchastre. Distinta es la recomendación cuando esa caca ya es la de transición o la caca normal del bebé, que siempre es esa caca explosiva, amarilla, verde o marrón, donde ahí sí hacemos la higiene de la zona del pañal con óleo y algodón. El óleo sirve porque genera una película aceitosa que va a ser de aislante entre lo que es la piel del bebé y el pañal. No hay que olvidarse que el pis es ácido, la caca muchas veces también irrita, y que lo que el pañal genera es un ambiente de oclusión y humedad. La zona del pañal es una piel predispuesta a irritarse todo el tiempo. Por eso, hay que cambiar todo el tiempo el pañal y hacer una buena higiene. Si llegara a aparecer irritación, lógicamente, primero hay que indicar mayor cambiado de pañal, es decir, no dejarlo mucho tiempo. Y hay veces que se pueden indicar cremas locales para tratar de aislar, y recuperar esa piel irritada y que no se vuelva a irritar frente a todo lo que la exponemos.

UNO POR UNO, LOS SINTOMAS MEDICOS
FIEBRE
–Abandonamos estas primeras semanas, no porque estemos huyendo de estas situaciones, sino para empezar a hablar de cómo manejamos los primeros síntomas médicos. Y hay uno en particular, la fiebre, que suele encender alarmas. ¿Cómo la definimos? ¿Cuándo es fiebre y cuándo es otra cosa?
–VL: Fiebre es cuando tenemos un registro de temperatura corporal mayor a 38°, con la distinción de que hay que tener cuidado con qué termómetro tomamos esa temperatura. En general, lo que indicamos es el termómetro axilar digital o de galio.
–FL: La fiebre es un signo que da nuestro cuerpo de que algo está pasando. Para que se desencadene, hay un montón de medidores químicos en la cascada de la fiebre que empiezan a aparecer y dicen: ´Bueno, estamos empezando a tener algo, veamos cómo el cuerpo reacciona´. El paracetamol es la droga que usamos todos los pediatras, respetando los lapsos que van entre 6 a 8 horas de medicación. De todas maneras, consulten a su pediatra de cabecera sobre cuál es la dosis adecuada en cada caso.
–VL: Un niño que está cursando un registro de fiebre va a estar un poco más tirado, va a querer dormir, no va a querer jugar como siempre. Pero cuando baja ese registro, repunta, quiere jugar, vuelve a ser él de a poquito. Esa es una pauta de tranquilidad.
–¿Y cuándo la fiebre es motivo de consulta en una guardia? ¿Cuál es el indicador al que debemos prestarle atención?
–FL: En general, en la consulta nosotros enseñamos a manejar la fiebre. Si ya repite un pico febril, [los padres] nos están mandando mensajes. Lo que yo digo en la guardia, cuando me vienen a ver a mí o en el consultorio, es: “Dejame pasar 36 horas”. Es decir: “Dame un tiempo para poder leer lo que está pasando en el cuerpo”. Si ante el primer pico febril, vos lo traés a la guardia o al consultorio, no voy a ver demasiado. Necesito un proceso evolutivo.
–Fuera de los antitérmicos, ¿existen medidas o soluciones que podamos implementar para bajar esos grados que nos marca el termómetro?
–VL: Mirá, en los últimos años salieron un par de artículos estudiando si los paños de agua tibia eran útiles o no. Anteriormente, se los recomendaba. Hoy, según dónde lo leas, puede tener evidencia a favor o evidencia que dice que no sirven tanto, principalmente porque a veces el cambio brusco de temperatura, entre ese 38° o 39° que tiene el niño, y el agua tibia o fría que le ponemos, va a generar que el niño empiece a temblar. Y esto es lo que muchas veces se confunde, nosotros lo llamamos equivalentes febriles, a lo que es una convulsión. Entonces hay que tener mucho cuidado y tener la pauta que si tiembla, es porque le pusimos el agua demasiado fría.
Lo importante siempre es no sobreabrigarlo, para que el cuerpo pueda perder la temperatura elevada que tiene; dar el antitérmico y acompañar. Si el nene se siente bien, si no está decaído y no le duele, dar tiempo a que el cuerpo solo vaya bajando ese registro o que el antitérmico haga efecto.
VÓMITOS Y DIARREA
–Vamos a otro síntoma, algo ya dijimos para los más chiquitos, pero lo retomamos para los niños más grandes, que es el vómito y/o la diarrea. ¿Qué relación tienen? ¿Cuándo tiene que preocuparnos un cuadro como este?
–FL: Mirá, la gastroenteritis o la gastroenterocolitis es cuando los chicos empiezan con vómitos y diarrea. En general, si es sólo diarrea y yo puedo lograr que le entre el líquido por boca y no lo pierda, tengo más chances de que vaya todo mejor. Pero cuando se asocian las dos cosas y pierdo líquido, la posibilidad de deshidratación existe y es algo a lo que tenemos que prestarle mucha atención. Necesitamos frenar los vómitos, porque yo necesito garantizar que el líquido pueda ingresar en el cuerpo de esta infancia. Sea teta, porque nosotros rehidratamos con teta también, y, en los más grandes, los que ya no reciben pecho, poder utilizar el resto de las medidas que podemos usar para hidratar. La hidratación se puede realizar con agua en forma secuencial y de esa manera evitar que se deshidrate.
–VL: Siempre la pauta es: “Mi hijo vomitó. ¿Qué tengo que hacer?”. Lo importante es no darle agua instantáneamente después del vómito. Siempre lo que decimos es: si tu chico vomita, dejalo 20 minutos con reposo gástrico, porque ese estómago está inflamado, está irritado, y si vos le ponés agua, va a volver a vomitar.
–En la desesperación, uno comete el error…
–VL: Exacto. Entonces, la idea es 20, 30 minutos, lo dejás con reposo gástrico y ahí arrancás con sorbitos de agua fría o con pecho secuencialmente. Si ahí vuelve a vomitar, amerita que consultes con el pediatra o en la guardia, porque hay que tratar de frenar esta cascada de vómitos. Y con respecto a la diarrea, una cosa muy importante que genera ansiedad es cuánto tiempo puede durar. Los cuadros de gastroenteritis en los chicos son virales. No es que le cayó mal alguna comida en mal estado. En general, es algún virus que inflamó ese intestino y esa panza. Entonces, entre 10 a 14 días como pauta inicial puede durar una diarrea aguda. Un montonazo de tiempo. Y el tema de las dietas astringentes, , porque yo en su momento cuando entraba en la facultad era: “Bueno, una persona que tiene diarrea que coma arroz, pollo, fideos y queso. Fin”. Hoy en día lo que sabemos es que si vos querés que ese intestino vuelva a funcionar como siempre, necesitás darle comida habitual para que reciba toda esa microbiota, todos esos bichitos habituales que tiene la comida, para poder volver a colonizarlo.
–FL: Poco volumen, varias veces. Es decir, no puedo dar una comilona porque la va a vomitar. Poquita cantidad de esa comida que come habitualmente.
–VL: Siempre el motivo para consultar a la guardia es si ustedes notan que el chico vomita todo lo que le dan, si hace diarrea con sangre, si deja de hacer pis, o si tiene muchísimo dolor abdominal que no frena.

REACCIONES ALERGICAS Y PICADURAS
–Otra situación bastante frecuente, diferenciando las que son más leves de las que son más graves, se relaciona con las reacciones alérgicas. ¿Qué pasa con esto?
–FL: Mmm, qué miedo dan. Y yo como pediatra dermatólogo les digo: “No se asusten tanto” (risas). Obviamente hay cuadros que empiezan a generar muchos edemas (ronchas), que hacen que la mamá se asuste y hay que consultar, ¿si? Pero es raro que tengamos edema de glotis y que nos ahoguemos, si estamos cursando esto. Hay cuadros que sí lo pueden hacer, pero tenemos mucho tiempo para observarlo y demás. Siempre una consulta médica es necesaria. Hoy en día hay antihistamínicos muy, muy cómodos para poder utilizar, que se pueden dar una vez al día o dos veces al día y no generan somnolencia, y realmente podemos valorar bien la efectividad. Los corticoides tratamos de no usar en los brotes. Siempre que se brota, hay que ver si el brote es transitorio. Si se brota tres minutitos y desaparece, no pasa nada. Si vemos que esto se prolonga en el tiempo, siempre una consulta con el pediatra de cabecera.
–Para ir descubriendo un patrón…
–FL: O ver cuál es la causa. Si fue una alergia alimentaria, si fue una picadura, qué fue lo que generó eso…
–Y me das pie para lo que sigue que tiene que ver con las lesiones. Les voy a hacer una especie de ping-pong de situaciones…Vamos con las picaduras y mordeduras, que son bastante comunes, y después nos ponemos a indagar en otras más…
–VL: Muchas veces me mandan una foto al celular y me dicen: “No sé qué le picó. ¿Qué es?”. A veces es muy difícil reconocer qué insecto picó a un niño cuando tenemos la pápula. La pápula es esa ronchita, pero hay que saber que muchas veces genera una ronchita y la piel alrededor colorada, caliente y durita. Esa es la reacción normal que genera una picadura, se pueden poner algunas cremas locales y, en algunos casos, antihistamínicos, cuando los nenes generan la reacción de prurigo, que es cuando a partir de una picadura salen muchas ronchas reactivas, pero esto último siempre lo tiene que indicar un médico. Lo otro es la picadura de arañas y la picadura de hormigas. Cada una tiene un patrón, pero hay que consultar cuando ustedes notan que se le pone la piel colorada, le sale algún liquidito, se le hincha mucho, o si lo tocás y le duele.
GOLPES EN LA CABEZA
–Los golpes en la cabeza suelen asustar muchísimo, sobre todo, cuando los chicos empiezan a girar o rolar y caen al piso. Deben recibir este comentario muy seguido: “Fue un segundo, me di vuelta y se cayó. No sé qué hacer”.
–FL: Yo siempre digo, y esto lo digo de viejo: ¿Hacia dónde vamos? ¿Vieron cuando va caminando un pibe por la calle, se cae y se hace bolsa contra el piso? El padre y la madre atrás dicen: “Bueno, no pasó nada. Vamos, levántate, vamos”. El pibe se levanta y sale corriendo. Hacia eso vamos. Yo quiero criar en forma libre y tener alertas de que si el golpe amerita paralizar todo, lo paralizamos, pero la idea es sigamos viviendo, porque me voy a caer, me voy a golpear y, experimentando la vida, me caigo. Un nene empieza a caminar, se cae y aprende a caerse. La primera caída se golpea todo, la segunda pone el codo y la tercera ya levanta la cabeza. Son mecanismos de defensa que tiene nuestro propio cuerpo. Todo eso son reflejos que hay que ir movilizándolos y aprendiéndolos. Obviamente hay algunas situaciones que son de mayor cuidado, pero tranquilos, vamos de a poquito, empezando a ver que es normal que me golpee, siempre y cuando no me lastime.
–VL: Dentro de los motivos para consultar sí o sí a la guardia, después del golpe, aparece lo que es la somnolencia, que está sentado y se queda dormido; si notan que no mueven los brazos o las piernas de manera simétrica; si es un nene o nena que camina y se golpea para un costado o para el otro; si aparecen vómitos después de la caída, siempre es motivo para la consulta. Obviamente que, si después del llanto quizás tiene mocos y hace alguna arcada y vomita, no sería lo que es un vómito posterior a la caída. Pero si se cae, se calma, le das el pecho, le das un poquito de agua y, al rato, vomita, sería motivo para consultar a la guardia. Un mito es que no se los puede acostar después de caerse. Sí pueden descansar, porque si yo dejo a un niño privado de sueño, se va a poner somnoliento, se va a poner irritable y quizás es por el sueño que tenga, no porque tenga algo adentro de su cabeza. La pauta en general es, más o menos a la media hora, 40 minutos, levantarlo. Fijarse si el remoloneo es el mismo de siempre. Si se levanta llorando como siempre y se vuelve a dormir, esa sería una pauta para estar tranquilos. Y la otra pauta sería si aparecen lo que son moretones alrededor de los ojos, que sería lo que nosotros llamamos signo de mapache, o si aparece un moretón atrás de las orejas.
El tema de los chichones es discutible. En general, si aparece, aparece lo que se llama céfalo-hematoma, que es como si fuera una masa blandita en la cabeza. Eso sí es motivo para ir a la guardia. Si aparece un chichón muy grande, habría que ir a la guardia para que lo revisen. Pero si aparece una lastimadura, si aparece un mínimo hematoma, no sería estrictamente necesario. Siempre observar después de la caída, más o menos entre 6 a 12 horas, cómo evoluciona nuestro niño.
–FL: Y no todo traumatismo de cráneo termina en una tomografía, ¿está claro? Eso es importantísimo tenerlo en cuenta. Hay signos que nos pueden dar pautas de que a ese chico hay que someterlo a imágenes y hay pautas que no, entonces no todo es una tomografía computada al final de un golpe en la cabeza.

HERIDAS CORTOPUNZANTES
–Los llevo a otra situación, dentro de las lesiones, que son las heridas cortopunzantes, bastante frecuentes también…
–FL: Bueno, esto siempre es motivo de consulta, porque hay que ver si ese corte hay que suturarlo o no; si cierra por segunda, es decir, que solito se va a cicatrizar; o si tengo que dar unos puntos para que después no le quede una cicatriz y genere el día de mañana alguna condición que moleste. Lo que ustedes tienen que hacer en casa cuando se corta es, si sangra mucho, generar una compresión sobre la lesión para evitar el sangrado profuso e ir comprimiendo hasta llegar al lugar [hospital o clínica] donde lo vamos a asistir.
Cuando hay heridas importantes, los mando [a los padres] a la guardia, porque en el consultorio no tengo al cirujano para que suture y pueda valorar [la situación]. La vacunación antitetánica tiene que estar al día. Esto es fundamental porque así no hacemos todo el esquema nuevamente. Siempre el carnet de vacunación de nuestros hijos tiene que estar completo y seguido por el pediatra de cabecera.
INTOXICACIONES
–Otro caso sobre el que quiero conversar es el de las intoxicaciones. Y acá aprovecho para remarcar la importancia de adaptar la casa, el ámbito en el que nos movemos en el día a día, a la llegada de ese hijo y también a medida que van creciendo…
–FL: Lo que siempre les ruego a los padres es que no me digan: “El tiene que aprender a no tocar”. El niño explora y, si explora, crece. Entonces yo necesito que explore, que toque. Entonces preparame la casa para un deambulador. Sacame las cosas que sean peligrosas. Tapame todos los enchufes. Poné disyuntor. Sacá las mesas ratonas con vidrio, ponelas con madera. Se va a subir a bailar a la mesa ratona. No me digas: “No, no lo va a hacer”. Sí, lo va a hacer y es sano que lo haga. Se va a trepar al sillón… Entonces prepárame la casa para un nene que deambula. Los televisores no pueden estar apoyados en mesas, en nada, tienen que estar empotrados en la pared, para evitar que se le caigan encima y tengamos accidentes en el hogar. Entonces, sobre eso, si llega a ver la posibilidad de la ingestión, tenemos que ver si es de drogas o de cáusticos. Todo tiene una vueltita de tuerca para nosotros. Por eso, lo primero que yo digo es, cuando pasa algo de esto, llamá al pediatra y sino a Toxicología del Hospital Gutiérrez, del Hospital Pedro de Elizalde o del Hospital Posadas; tres centros de tóxico que tienen 24 horas de atención para todo el mundo y hacen atención telefónica. Te saben guiar y te dicen: “Inmediatamente a la guardia, dale tal cosa mientras llegue; o te dicen: ´manejate de esta forma y el pediatra lo sigue´”. Es importante esta asistencia ante cosas severas.
–VL: Y dos cosas importantes: la primera es tratar de no trasvasar y pasar líquidos a botellas que tomamos habitualmente, porque a veces los nenes se confunden. Ven la botella de una gaseosa, adentro tiene lavandina, y el nene va a tratar de tomarlo porque piensa que es gaseosa. Y la otra también es que no siempre hay que inducir el vómito, porque muchas veces uno dice: “Uy, tomó tal sustancia, voy a hacer que vomite así lo escupe”. Porque a veces ese ida y vuelta que hacemos con ese cáustico, por ejemplo, o esa solución, genera más daño que dejarlo con reposo. Entonces, lo importante, ante la sospecha de que tomó algo, es consultar.
Muchas veces esto de: “Dejé la cartera en el piso con mi cartoncito de pastillas”, es una consulta a la guardia súper frecuente, de cualquier tipo de medicación. Entonces, siempre, todo, de las manos del nene para arriba.

DIENTES
–Otra lesión muy común es la de los dientes, ¿no? ¿Qué pasa con eso? Porque van explorando y pasan cosas…
–VL: Hay que separar si es un diente temporario [el de leche] o un diente definitivo. En general, lo que hay que ver es si ese diente se parte o se sale de raíz. Si el diente de leche se cayó con la raíz completa, ese diente no tiene indicación de volver a aplicarse de manera rápida. Entonces, habría que frenar el sangrado, como decíamos con la lesión, siempre haciendo compresión. Una vez que está haciendo uno el tapón, digamos de compresión, hay que retirarlo con cuidado, porque a veces al retirarlo rápido rompemos de vuelta ese taponcito y vuelve a sangrar. Y siempre hay que avisar al odontopediatra o al pediatra de cabecera para ver cómo quedó esa encía, si quedó algún resto o no. Distinto es si es un diente definitivo, que ya es cuando cambian los dientes los niños. Si ese diente se salió en un plazo o ventana de media hora, una hora, y salió completo, tiene indicación de volver a aplicarse. Obviamente, lo reaplican los odontólogos. Nosotros en la guardia no hacemos ese tipo de procedimiento. Y el tema es cómo traslado el diente desde mi casa hasta la guardia. Lo ideal es siempre trasladarlo en alguna solución líquida, sea solución fisiológica o leche. No hay que ponerle ningún envoltorio, no hay que ponerle ninguna servilleta, ningún papel, porque ahí estamos contaminando esa raíz del diente. Y si el nene llegara a ser grande y se anima, también se lo puede poner en la boca y con la misma saliva lo va lubricando. Pero lo importante es una consulta urgente porque tenemos esa ventana y si pasa esa ventana, la raíz del diente no está permeable para volverse a aplicar.
OJOS
–Y la última lesión, y ya pasamos al final de este capítulo, tiene que ver con los ojos
–FL: Sí. El tema de los ojos es un tema muy respetado por nosotros los pediatras y, en general, lo que siempre decimos es: “Necesito la observación de un oftalmólogo, con las lámparas, para ver si generó úlcera de córnea, si hay lesión, si hay algo a lo que tengamos que prestar atención”. Lavado con solución fisiológica y urgente a una guardia oftalmológica. Hay guardias 24 horas, tanto a nivel privado como público, donde podemos asistir y concurrir, y quedarnos tranquilos de que ese ojo no está sufriendo y no tengo que hacer nada más que limpiarlo o colocarle algún colirio.

ATRAGANTAMIENTOS
–Hay una situación más extrema, más grave, de todas las que estamos mencionando, y tiene relación con la etapa en la que los bebés empiezan a comer. Estamos atentos a ver si se atraganta, ¿no?
–FL: Va a suceder y, en general, el bebé lo puede resolver bien porque tiene los mecanismos.
–¿Qué pasa cuando no?
–FL: Ahí va tu pregunta. Es normal que un bebé cuando esté incorporando el semisólido, pueda generar un reflejo que haga una náusea, una tos o demás, pero ahí empieza el mecanismo de liberación del bebé para poder manejarlo y mejorarlo. El asunto es cuando no lo puede manejar y ahí sí tenemos que tener maniobras para poder hacerlo. Valen siempre habla de la importancia de hacer cursos de RCP (Resucitación Cardiorrespiratoria). ¿Por qué? Porque en eso aprendemos la maniobra de Heimlich, aprendemos la maniobra de desobstrucción de un bebé, pero también aprendemos a cuándo esto pasa de color, y necesitamos salir urgente o empezar a hacer algo en casa. Entonces, todos los que tenemos pibes, tenemos que tener algún conocimiento en RCP. Eso es importante. Hay cursos gratuitos, hay cursos pagos, pero vale la pena hacerlo. En cualquier momento te puede pasar y es importante saber actuar. Yo les aseguro que actúan, después lloran.
–VL: Y una cosa importante es que si el chico está tosiendo, está tratando de eliminar ese pedacito de lo que haya tragado. Entonces, si el nene tose, en general, hay que dejarlo toser. Uno hace la maniobra de desobstrucción cuando ves que con la tos no lo lográs resolver, o deja de toser y está con la arcada, digamos, sin respirar.
BOTIQUIN DE PRIMERIZOS AUXILIOS
–Más allá de las situaciones puntuales que fuimos marcando y cómo actuar frente a cada uno de estos síntomas, me gustaría que repasemos qué tiene que tener nuestro botiquín de primeros auxilios en casa para estar tranquilos de que contamos con eso, ¿no?
–FL: Mirá, una cosa es el botiquín de viaje y otra cosa es el botiquín de casa. En general, lo que tenemos que tener es: antitérmicos; una solución fisiológica para la limpieza de lesiones o de los ojos; gasas estériles para poder hacer la oclusión que habíamos hablado por si sangraba hasta llegar al lugar; algún antihistamínico, por si hay una urticaria y tu pediatra te enseño cómo usarlo, ya podés empezar a actuar mientras lo vas llamando; esas cosas básicas tienen que estar siempre. Obviamente, cuando nos vamos de viaje, a veces, llevamos alguna que otra cosa más, por si podemos guiarlos [los pediatras a distancia], pero lo básico es esto que te dije.
–VL: Y después también depende del antecedente que tenga ese niño o niña. Hay que tener mucho cuidado, por ejemplo, con el uso de saturómetros, que todos los papás hoy en día los compran y hay que saber usarlos. Hay que saber que hay saturómetros de niños y hay de adultos. Usar el de adulto en un niño te va a dar valores bajos, te vas a asustar y, en realidad, es un valor que no es real. Después cada uno tiene ciertas cosas que, según los antecedentes de tu hijo o hija, hay que ir adaptándolo [al botiquín].
–Perfecto. Muchas gracias a los dos, a los Lamas, por haber participado de Primerizos, de este capítulo en el que recalcamos, por supuesto, no dejar de consultar con sus pediatras de cabecera, pero donde intentamos dar algunas respuestas y tranquilidad frente a situaciones que son más comunes de lo que uno piensa, ¿no?
–FL: Criar tiene este riesgo de aventurarnos a algo que desconocemos y que tenemos que ir aprendiéndolo. Yo siempre digo que un primer hijo es un desafío tremendo por todos estos miedos que tenemos y por ponernos de acuerdo los dos que llevamos a cargo. Con un segundo [hijo], ya discutimos, ya peleamos, ya sabemos qué pasa, ya sabemos, y es mucho más relajado, pero el primero se lleva todo.
–VL: También aprender que muchas veces la gente quiere opinar o dar consejos y no tomarlos como bajadas de línea, sino como opiniones, porque uno tiene que cometer sus errores. Yo siempre le digo a papá: “Espero que me dejes cometer mis errores”, aunque me veas y digas: “Yo sé que te estás mandando una macana, pero equivocate y viví tu experiencia como mamá”.
–FL: Siempre y cuando no haya riesgo de vida. Los errores son todos bárbaros y los tenemos que experimentar, pero como yo siempre digo: la función de un pediatra de cabecera no es decirte cómo criar a tu infancia, eso es algo tuyo. Y viniste con una misión a cumplir y estoy seguro de que la vas a poder hacer. Yo solo te voy a decir cuando te vas a los extremos, donde hay un riesgo importante. Ahí te voy a decir: “Por acá seguro que no es”. Pero el resto miro y aprendo. Uno va generando su propia identidad como papá y como mamá. De eso se trata esta historia.