Las consecuencias de las compras compulsivas

bv9_-2pgW_312x240__1

Javier Quintero, psiquiatra: “Con el Black Friday se activan los circuitos del placer pero estos no nos hacen más felices”

El Black Friday ya no es sólo un día. Ahora se alarga una semana entera y son muchas las ofertas que circulan por los escaparates y on line para que gastemos sin parar. Hablamos con José Quintero, psiquiatra y autor del libro ¿Cómo estás? parar analizar las causas y las consecuencias de estas compras compulsivas. 

Javier Quintero, psiquiatra
  1. Joanna Guillén Valera

Estamos en pleno Black Friday. Lo que antes era un día, el último viernes de noviembre, se ha convertido en toda una semana de ofertas y mensajes atrayentes para que compremos sin parar. Para algunos, estas ofertas pueden ser útiles, porque encuentran a mejor precio algo que estaban buscando desde hacía tiempo, pero para otros puede ser un gran peligro para su salud mental. Buscamos en lo material y en las compras un placer y una felicidad que, como explica a CuídatePlus Javier Quintero, jefe de Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor y profesor titular de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid, “no existe”.

El Black Friday y lo que le rodea, informa, “parece que está encaminado a activar en nuestro cerebro todos los mecanismos para impulsarnos a comprar, partiendo de la activación de los circuitos de recompensa, los mismos que se activan ante experiencias placenteras como comer chocolate, pasando por algunos fenómenos o sesgos cognitivos, como esa sensación de aprovechar una oportunidad única o poder hacerlo solo por un tiempo limitado”.

Todo, asegura el experto, “va encaminado a alimentar nuestra dopamina, el neurotransmisor del placer, lo que puede llevarnos a actuar impulsivamente, en este caso a comprar”. 
De manera muy resumida: “El Black Friday busca vender felicidad, cuando en realidad lo que activan son los circuitos del placer”.

Lo que no sabe la gente es que “muchas veces el placer y la felicidad son casi caminos opuestos”. En estos días de compras compulsivas, “se activan los circuitos del placer, pero estos no nos van a hacer más felices”.

Aunque no hay un perfil tipo de comprador, sí hay algunas características comunes a todos. Como describe Quintero, “por un lado están las personas más impulsivas o aquellas que buscan gratificación inmediata y, por otro lado están las que están atravesando momentos de estrés o baja autoestima y son más vulnerables”. 

También, añade el psiquiatra, “influye la frecuencia en que estas compras aparecen, ya que podríamos estar ante un problema más serio, lo que llamamos oniomanía o un trastorno que se caracteriza por una necesidad incontrolable de comprar”. En este caso, informa el experto, “suele estar más relacionado con el intento de acallar ciertas emociones mediante el placer momentáneo que nos produce comprar”.

Por qué compramos aunque no lo necesitamos

La principal razón por la que compramos aunque no lo necesitemos es que “nuestro cerebro, a pesar de ser un órgano increíble y racional, no siempre decide con lógica, sino con emociones”. Cuando vemos un precio tachado de algo de lo que no teníamos referencia antes, “nuestro cerebro se queda “anclado” al precio original, aunque este sea arbitrario”.

Así, “la rebaja se percibe como una oportunidad y eso dispara nuestro deseo de comprar”. Y, además, añade, “cuando vemos un descuento, lo que en realidad estamos procesando es una posible pérdida si no lo aprovechamos y esto activa un miedo, muy conocido últimamente, el FOMO (fear of missing out), el miedo a quedarnos fuera de una oportunidad “única”. Es decir, muchas veces no compramos por necesidad, sino por la sensación de no perder una oportunidad que, a lo mejor, ni siquiera era tal”.

Cómo frenar ese impulso

Dicho esto ¿se puede evitar ese impulso de comprar? ¿cómo? Como explica Quintero, lo primero que hacer es “tomar de conciencia de que ese impulso por comprar no responde a una necesidad real”. Su consejo es parar, respirar y preguntarte si de verdad lo necesitas y si lo comprarías si no estuviera rebajado”, esto, señala, “puede ayudar”. Y si queremos ir un paso más allá, el consejo es “dejar pasar un día y ver si al día siguiente lo sigues queriendo”. 

Teniendo esto en cuenta, Quintero ofrece unos consejos para no caer en la tentación:

  • Haz una lista con lo que realmente necesitas antes de salir y empezar a ver los carteles en rojo con las ofertas.
  • Por supuesto, lleva un presupuesto de lo que te vas a gastar y respétalo.
  • Trata de evitar comprar cuando estés cansado, estresado o aburrido, es decir, cuando lleves un rato comprando y te notes cansada, retírate. Una retirada a tiempo es una victoria.
  • No automatices los pagos, esos de “pago con 1 click”. Incluso borra tus datos de pago guardados en páginas web, así te ayudará a pensar un poco más en la compra.
  • Si sales a la calle a comprar, saca el dinero en metálico de lo que te vas a gastar, pagar con dinero, “cuesta más” que pagar con “el móvil”, y así serás más consciente de lo que gastas.

Cuándo es algo patológico

El límite entre lo normal y lo patológico aparece “cuando la compra deja de ser una elección libre y empieza a ser una necesidad, muchas veces emocional”. Se acompaña de la sensación de “pérdida de control, lo que lleva a gastos por encima de las posibilidades, a ocultar las compras y a la culpa posterior”, describe el experto. En definitiva, “cuando se usan las compras para vacíos emocionales es el momento de pedir ayuda”.