Queso graso y riesgo de demencia, ¿qué se sabe?

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Un mayor consumo de queso graso se asocia con un menor riesgo de demencia décadas después, según un nuevo estudio. Sin embargo, los expertos advierten que estos resultados deben interpretarse con mucha cautela. 

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  1. Alicia Cruz Acal

Un estudio publicado recientemente en la revista Neurology ha llamado la atención al asociar un mayor consumo de queso con alto contenido en grasa con un menor riesgo de demencia décadas después. El trabajo, realizado en Suecia con más de 27.000 personas seguidas durante unos 25 años, sugiere que quienes consumían a diario más de 50 gramos de quesos como cheddar, brie o gouda en la década de 1990 presentaban menos riesgo de desarrollar demencia en el futuro. Un resultado similar se observó en quienes consumían nata entera de forma habitual.

A primera vista, el hallazgo puede resultar llamativo, pero los propios expertos advierten de que debe interpretarse con mucha cautela. Como ocurre con muchos estudios observacionales y longitudinales, este trabajo no permite concluir que el queso graso “proteja” frente a la demencia. Así lo subraya Tara Spires-Jones, directora del Centre for Discovery Brain Sciences de la Universidad de Edimburgo, a la plataforma informativa SMC: “Aunque se trata de datos interesantes, este tipo de estudio no puede determinar si esta asociación con la reducción del riesgo de demencia se debió a las diferencias en el consumo de queso”.

Además, la investigadora recuerda que una de las principales limitaciones de este trabajo es que el consumo de queso se recogió mediante un diario alimentario y una entrevista en un único momento, 25 años antes del diagnóstico de demencia. En ese tiempo, es muy probable que los hábitos dietéticos y otros factores de estilo de vida hubieran podido cambiar. En la misma línea se expresa Naveed Sattar, catedrático de Medicina Cardiometabólica de la Universidad de Glasgow, también en declaraciones a SMC. Para él, no es sorprendente que aparezcan asociaciones llamativas en este tipo de trabajos, pero eso no implica causalidad. “No creo que exista una relación causal, ya que se trata de un estudio observacional y no de un ensayo controlado aleatorio”, coincide. 

El papel de la educación y otros factores

Uno de los aspectos que más dudas genera es que las personas que consumían más queso y nata con alto contenido en grasa tenían, de media, un mayor nivel educativo. Esto abre la puerta a lo que los científicos llaman “confusión residual”, es decir, que no sea el queso en sí el que explique el menor riesgo de demencia, sino otros factores asociados a un mayor nivel educativo, como mejores hábitos de salud, más actividad cognitiva o un mejor acceso a cuidados sanitarios.

En este punto, Gurutz Linazasoro, miembro del Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica a CuídatePlus que, a pesar del “gran valor del estudio” por el elevado número de participantes y el largo seguimiento en el tiempo, eso no elimina sus limitaciones: “Estos estudios longitudinales tienen una parte muy positiva, pero siempre acaban dando asociaciones, no relaciones causales. Lo único que nos dicen es que un mayor consumo de quesos grasos se asocia con un menor riesgo de demencia en el futuro”.

Asimismo, Linazasoro recuerda que la demencia, y en especial la enfermedad de Alzheimer, es multifactorial: influyen factores genéticos, el envejecimiento y múltiples elementos ambientales. De acuerdo con el especialista, “cuando analizas un elemento aislado, como un alimento concreto, entras en una especie de maldición: es muy difícil separar su efecto del de todos los demás factores”.

Por último, el neurólogo subraya que no existe ningún alimento milagroso para prevenir la demencia. “Lo más importante no es un alimento concreto, sino el patrón dietético en su conjunto. Una alimentación equilibrada y moderada es lo mejor en este sentido”, resume.

A ello se suman otros factores de estilo de vida con evidencia mucho más sólida en la prevención del deterioro cognitivo: 

  • Controlar una presión arterial saludable. 
     
  • Evitar la diabetes
     
  • Vigilar el peso.
     
  • Prevenir enfermedades cardiovasculares. 
     
  • No fumar.  
     
  • Mantenerse física y mentalmente activo.

Fuente: Cuidate Plus