A pesar de que tener VIH hoy en día nada tiene que ver con contagiarse de este virus hace varias décadas, lo cierto es que su incidencia continúa siendo alta, entre otros factores, porque la percepción de riesgo ha bajado. Un nuevo estudio confirma que muchas de las ITS se diagnostican a edades muy precoces. Los expertos piden mejorar el cribado para detectar a tiempo todas estas infecciones.

Ilustración de varias siluetas de personas en fila, una de ellas coloreada de rojo, color que representa la enfermedad del sida.

En cuarenta años, el giro ha sido de 180 grados. El VIH ha pasado de ser casi una sentencia a muerte, a un virus con el que se puede convivir de forma plena. Los avances en los tratamientos así lo han permitido. Las campañas de prevención también han servido para reducir de manera importante los contagios de esta infección. Sin embargo, aún se detectan alrededor de 3.000 casos cada año en España. La incidencia continúa siendo alta y lo cierto es que la percepción de riesgo ha bajado.“El diagnóstico precoz es interesante en cualquier patología médica para actuar a tiempo y prevenir daños evitables. En el caso del VIH, determina si un paciente se encuentra en fase preclínica (antes de que aparezcan síntomas) o, por el contrario, en fase sida, con complicaciones médicas potencialmente letales y, en muchos casos, lesiones irreversibles”, explica Víctor Morales, especialista en medicina interna en el Hospital Vithas Sevilla. El especialista comparte la idea de que, en general, la población conoce el VIH, “pero ha bajado mucho la percepción de riesgo en cuanto a que se ha convertido en una enfermedad crónica con la que se pueden vivir muchos años con calidad de vida y sin menoscabo de la autonomía, se llega incluso a hablar de olvido generacional de lo que implica una infección. Por ello, las medidas de salud pública y los esfuerzos educativos son ahora fundamentales”. Un concepto importante que ha mencionado el experto y que merece la pena repetir: olvido generacional. En este sentido, es interesante analizar la relación entre el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) y la adolescencia, una cuestión que un estudio multicéntrico en nueve hospitales de cinco comunidades autónomas ha abordado. Sobre una muestra de 529 casos detectados entre 2018 y 2022 y con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años, se ha hecho una radiografía del adolescente con ITS en España que confirma que muchas de estas afecciones se diagnostican a edades precoces. Dos de los datos más destacables de la investigación es que el 37% de los participantes eran menores de edad y el 17% presentó al menos una coinfección. Sobre el VIH, un 81% de los casos eran adolescentes hombres. En concreto, se diagnosticó con mayor frecuencia en jóvenes homosexuales (57,6%). Las otras ITS mayormente detectadas en los varones fueron la sífilis y la gonorrea, con un 67% y 72% de estos pacientes, respectivamente. Por su parte, el virus herpes simple (77%), el micoplasma genital (86%) y la clamidia (68%) se colocaron entre las principales infecciones en las mujeres de estas edades. 

El cribado de ITS, una asignatura pendiente 

Reforzar la formación del personal sanitario en la atención de adolescentes con sospecha de ITS es una de las conclusiones de este estudio que se ha presentado en el XIV Congreso del Grupo de Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), GeSIDA. En el trabajo, se alerta de que, para descartar coinfecciones, el cribado de otras ITS se realiza de forma minoritaria. De forma más detallada, en un 12,8% de los diagnósticos de ITS no se registró ningún tratamiento, porcentaje que se duplica en el caso de la sífilis. Además, el tratamiento recibido fue inadecuado en un 27% de los episodios.Más allá del cribado insuficiente, Cristina Epalza, autora principal del estudio y médica del Hospital Universitario Doce de Octubre, lamenta los problemas de confidencialidad del adolescente con el personal sanitario, es decir, la percepción de que no se respetará su intimidad. Las dificultades para acceder al sistema sanitario también influyen: la necesidad de coger cita, los horarios no adaptados a la vida de un adolescente, el pago de los medicamentos… son circunstancias que se complican cuando no se comparte el diagnóstico con los padres o tutores.Por último, el estudio advierte de la falta de adaptación a las nuevas formas de relacionarse en el ámbito sexual de jóvenes y adolescentes: múltiples parejas sexuales, acceso al porno en edades tempranas, etc.

La soledad y el aislamiento social, compañeros del paciente con VIH

El XIV Congreso GeSIDA también acogió los resultados de otra investigación en la que participaron 400 pacientes mayores de 50 años con VIH y que confirmaron la prevalencia “relativamente elevada” de la soledad y el aislamiento social en este grupo poblacional, con un 16,5% y un 12,3%, respectivamente. Asimismo, un 29,1% refirió síntomas significativos de ansiedad y un 21%, de depresión.  El estudio sugiere que “vivir sólo sin desearlo o estar soltero se asocian con un mayor riesgo de soledad y de aislamiento social”. Finalmente, las personas que presentan ansiedad, sienten estigma o cuentan con una mayor limitación para la movilidad tienen una mayor predisposición al aislamiento social.

Fuente: cuidateplus