Síntomas y tips para aliviarlos

Las altas temperaturas y la sequía prolongan el periodo de alergia al polen e intensifican la sintomatología. ¿Cuáles son las mejores pautas para suavizar las molestias según los alergólogos? ¿El fármaco pierde eficacia si lo tomo todos los años?

Picor nasal, ocular, en el paladar e incluso picor de oídos son los síntomas más comunes.
  1. Marta Villalba

Solamente en España, 8 millones de personas padecen alergia a algún tipo de polen, y 7 de ellas son alérgicos a las gramíneas, según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). Las dos plantas que provocan más alergia son las gramíneas y el olivo (este último por la extensión de los cultivos, ya que somos los primeros productores de aceite de oliva del mundo). Y en cada región predominan unas u otras. Por ejemplo, en Madrid, el polen que produce más alergia es el de las cupresáceas de ciprés y después el del plátano de sombra. En la cuenca mediterránea, un alérgeno muy potente es el derivado de las parietarias. En las zonas desérticas (de Almería, Murcia, Albacete…), el polen que más daño produce es el de la salsola.

Precisamente esta última especie se está extendiendo como efecto del cambio climático. “Este año ha habido un 24% menos de pluviosidad media en España y, desde que existen mediciones, por primera vez se han superado los 15 grados de temperatura media, un 1,6 grados centígrados por encima del promedio normal de las últimas décadas”, enfatiza Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Seaic.

Como consecuencia de ese aumento del calor y la falta de lluvia, las plantas polinizan durante más tiempo y se alarga la temporada de alergia al polen y la intensidad de la misma. Sin embargo, “en el caso de las gramíneas, al no haber precipitaciones, la floración es mucho menor y existen bajos niveles de polinización, por lo que los alérgicos a las gramíneas lo van a notar menos. Por el contrario, se está produciendo una floración más intensa del olivo”, especifica la doctora Clara Isabel Pérez Padilla, jefa del servicio de alergología del Hospital Vithas Xanit Internacional y Vithas Málaga.

Toma nota de los síntomas de la alergia al polen

Esta especialista enumera los síntomas más frecuentes de la alergia: picor nasal, ocular, en el paladar e incluso picor de oídos, acompañado en la mayoría de los casos de mucosidad, congestión nasal y estornudos. “El enrojecimiento de los ojos, lagrimeo e incluso formación de ampollas o bolsas pueden ser otros síntomas derivados de una alergia. La dificultad respiratoria, tos o ruidos como pitos en el pecho son también comunes cuando se padece un asma alérgica”, señala Pérez Padilla, quien recomienda acudir a la consulta del alergólogo para que “valore el caso y determine si precisa tratamiento de inmunoterapia y así prevenir los síntomas y crisis durante la primavera”.

Ante la posibilidad de confundir los síntomas de la rinitis alérgica y un resfriado prolongado, la doctora comenta que “retrasar el diagnóstico y el tratamiento aumenta la posibilidad de desarrollar asma”.

Consejos para las molestias

Con el fin de aliviar los síntomas de la alergia, para Zapata es fundamental realizar “un buen diagnóstico, para que la persona sepa cuándo le va a afectar la sensibilidad”.

Así, cuando el nivel de polen se encuentra elevado, además de tomar la medicación, los especialistas prescriben:

  • No realizar ejercicio al aire libre.
     
  • Limpiar muy bien todos los filtros, tanto el aire acondicionado como del coche.
     
  • Evitar las estancias en el campo o en zonas con abundante vegetación, sobre todo en los días con viento.
     
  • Dormir con las ventanas cerradas y, si se viaja, hacer esta misma operación con las ventanillas del coche y empleando filtros antipolen en la ventilación del vehículo.
     
  • Utilizar gafas de sol.
     
  • Evitar la exposición a irritantes inespecíficos como humos, polvos u olores fuertes.
     
  • No poner la ropa a secar al aire libre, puesto que esto capta polen que luego metemos dentro de casa.
     
  • Ventilar en las horas centrales del día, porque con el calor sube el polen hacia arriba y por la tarde, cuando se enfría, cae sobre nosotros.

¿La medicación no es efectiva si se toma la misma todos los años? A esta pregunta, el doctor Zapata responde rotundo que esto no es así: “Es una leyenda urbana. Esto, que en medicina se llama taquifilaxia, no sucede con los antihistamínicos”, subraya.

Este especialista detalla que estos fármacos son útiles para los pacientes todos los años, aunque cada persona es distinta y pueden producir diferentes efectos secundarios dependiendo de la sensibilidad de cada una. “Si a un paciente le va bien un antihistamínico, puede tomarlo durante toda la vida que no tiene por qué perder eficacia en absoluto”.

Zapata recuerda que con la inmunoterapia o vacunas alergénicas se puede cambiar la evolución natural de la enfermedad. Por ejemplo, cuando un paciente sensible al olivo recibe una vacuna de esta planta, “en unos años es posible minimizar en un 90% los síntomas. Tal vez pueda necesitar tomar algún antihistamínico ocasionalmente, pero no sufriría las crisis que tenía anteriormente”.

El doctor recalca que no es necesario padecer una alergia severa para vacunarse contra la alergia. Si es leve, y los antihistamínicos no son suficientes, también está indicada. Además, cuanto antes se administre, mejores resultados se obtienen. “Cada vez más ponemos tratamiento en niños que todavía no presentan unos síntomas muy severos ni una polisensibilización muy grande para hacer que su evolución sea muy buena”.

Las altas temperaturas y la sequía prolongan el periodo de alergia al polen e intensifican la sintomatología. ¿Cuáles son las mejores pautas para suavizar las molestias según los alergólogos? ¿El fármaco pierde eficacia si lo tomo todos los años?

Picor nasal, ocular, en el paladar e incluso picor de oídos son los síntomas más comunes.
  1. Marta Villalba

En España, 8 millones de personas padecen alergia a algún tipo de polen, y 7 de ellas son alérgicos a las gramíneas, según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). Las dos plantas que provocan más alergia son las gramíneas y el olivo (este último por la extensión de los cultivos, ya que somos los primeros productores de aceite de oliva del mundo). Y en cada región predominan unas u otras. Por ejemplo, en Madrid, el polen que produce más alergia es el de las cupresáceas de ciprés y después el del plátano de sombra. En la cuenca mediterránea, un alérgeno muy potente es el derivado de las parietarias. En las zonas desérticas (de Almería, Murcia, Albacete…), el polen que más daño produce es el de la salsola.

Precisamente esta última especie se está extendiendo como efecto del cambio climático. “Este año ha habido un 24% menos de pluviosidad media en España y, desde que existen mediciones, por primera vez se han superado los 15 grados de temperatura media, un 1,6 grados centígrados por encima del promedio normal de las últimas décadas”, enfatiza Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Seaic.

Como consecuencia de ese aumento del calor y la falta de lluvia, las plantas polinizan durante más tiempo y se alarga la temporada de alergia al polen y la intensidad de la misma. Sin embargo, “en el caso de las gramíneas, al no haber precipitaciones, la floración es mucho menor y existen bajos niveles de polinización, por lo que los alérgicos a las gramíneas lo van a notar menos. Por el contrario, se está produciendo una floración más intensa del olivo”, especifica la doctora Clara Isabel Pérez Padilla, jefa del servicio de alergología del Hospital Vithas Xanit Internacional y Vithas Málaga.

Toma nota de los síntomas de la alergia al polen

Esta especialista enumera los síntomas más frecuentes de la alergia: picor nasal, ocular, en el paladar e incluso picor de oídos, acompañado en la mayoría de los casos de mucosidad, congestión nasal y estornudos. “El enrojecimiento de los ojos, lagrimeo e incluso formación de ampollas o bolsas pueden ser otros síntomas derivados de una alergia. La dificultad respiratoria, tos o ruidos como pitos en el pecho son también comunes cuando se padece un asma alérgica”, señala Pérez Padilla, quien recomienda acudir a la consulta del alergólogo para que “valore el caso y determine si precisa tratamiento de inmunoterapia y así prevenir los síntomas y crisis durante la primavera”.

Ante la posibilidad de confundir los síntomas de la rinitis alérgica y un resfriado prolongado, la doctora comenta que “retrasar el diagnóstico y el tratamiento aumenta la posibilidad de desarrollar asma”.

Consejos para las molestias

Con el fin de aliviar los síntomas de la alergia, para Zapata es fundamental realizar “un buen diagnóstico, para que la persona sepa cuándo le va a afectar la sensibilidad”.

Así, cuando el nivel de polen se encuentra elevado, además de tomar la medicación, los especialistas prescriben:

  • No realizar ejercicio al aire libre.
     
  • Limpiar muy bien todos los filtros, tanto el aire acondicionado como del coche.
     
  • Evitar las estancias en el campo o en zonas con abundante vegetación, sobre todo en los días con viento.
     
  • Dormir con las ventanas cerradas y, si se viaja, hacer esta misma operación con las ventanillas del coche y empleando filtros antipolen en la ventilación del vehículo.
     
  • Utilizar gafas de sol.
     
  • Evitar la exposición a irritantes inespecíficos como humos, polvos u olores fuertes.
     
  • No poner la ropa a secar al aire libre, puesto que esto capta polen que luego metemos dentro de casa.
     
  • Ventilar en las horas centrales del día, porque con el calor sube el polen hacia arriba y por la tarde, cuando se enfría, cae sobre nosotros.

¿La medicación no es efectiva si se toma la misma todos los años? A esta pregunta, el doctor Zapata responde rotundo que esto no es así: “Es una leyenda urbana. Esto, que en medicina se llama taquifilaxia, no sucede con los antihistamínicos”, subraya.

Este especialista detalla que estos fármacos son útiles para los pacientes todos los años, aunque cada persona es distinta y pueden producir diferentes efectos secundarios dependiendo de la sensibilidad de cada una. “Si a un paciente le va bien un antihistamínico, puede tomarlo durante toda la vida que no tiene por qué perder eficacia en absoluto”.

Zapata recuerda que con la inmunoterapia o vacunas alergénicas se puede cambiar la evolución natural de la enfermedad. Por ejemplo, cuando un paciente sensible al olivo recibe una vacuna de esta planta, “en unos años es posible minimizar en un 90% los síntomas. Tal vez pueda necesitar tomar algún antihistamínico ocasionalmente, pero no sufriría las crisis que tenía anteriormente”.

El doctor recalca que no es necesario padecer una alergia severa para vacunarse contra la alergia. Si es leve, y los antihistamínicos no son suficientes, también está indicada. Además, cuanto antes se administre, mejores resultados se obtienen. “Cada vez más ponemos tratamiento en niños que todavía no presentan unos síntomas muy severos ni una polisensibilización muy grande para hacer que su evolución sea muy buena”.

Fuente: Cuidate plus