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¿Por qué un olor puede recuperar un recuerdo?

El olfato conecta directamente con el sistema límbico del cerebro, una estructura implicada en las emociones y en la memoria. De hecho, la pérdida de este sentido puede ser un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson

Una mujer huele unos jerséis
  1. Alicia Cruz Acal

Una fotografía y una canción. La primera entra por los ojos y la segunda, por los oídos. Ambas, al baúl de los recuerdos. No son los únicos sentidos que cuentan con esa llave, sin embargo. El olfato también sabe cómo burlar esa cerradura. 

La olfativa es un tipo de memoria que relaciona la percepción e interpretación del estímulo oloroso y el sistema límbico. Se trata de una parte del cerebro implicado tanto con la memoria, especialmente con la de trabajo, y con las emociones”, explica a CuídatePlus Javier Carmiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En definitiva, una cualidad cerebral más. “Le damos mucha más importancia a la información visual o sonora, cuando la olfativa tiene una conexión muy poderosa”. Carmiña resalta especialmente la función de la amígdala, que es la estructura encargada del procesamiento de emociones, y del hipocampo, relacionado con el aprendizaje asociativo. 

Además, la memoria olfativa destaca también por su duración. Un ejemplo: el olor a bizcocho al llegar a la casa de los abuelos de un niño que, ya anciano, lo recuerda. “La información sensorial se graba y hay determinados olores muy vinculados a recuerdos a largo plazo”, afirma el neurólogo, quien entra más en detalle sobre la conexión memoria-emoción. Para entenderlo mejor, el cerebro hace pasar a un olor por dos filtros. El primero de ellos es el que lo clasifica en positivo o negativo (un olor desagradable puede infundir rechazo o miedo). Se trata de una reacción ‘‘más espontánea e inmediata’’. 

El segundo ya es más subjetivo, “le atribuimos un significado por el que nos comportamos de forma diferente”. Así, “si percibimos en el transporte público a una persona que lleva el perfume de nuestra madre, nos puede llevar a la cercanía. No estamos entonces ante un olor único, sino ante una combinación de estímulos”. 

una mujer respira

La conexión entre el olfato y el Alzheimer

La ciencia ha comprobado que la pérdida de olfato puede ser un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas. Sobre todo, de dos: el Alzheimer y el Parkinson. “A menudo, este síntoma puede preceder al diagnóstico varios años antes”, asegura Carmiña, quien agrega que es una demostración de que esa afectación neuronal empieza antes por algunas partes del cerebro, en este caso, olfativas. 

El experto también ha aclarado que la memoria olfativa, aunque depende de componentes individuales como la genética, la edad o el género (las mujeres durante la edad fértil, probablemente por los estrógenos, tienen más potenciada este tipo de memoria), también puede verse alterada por el contexto actual: ‘‘Estamos en un mundo cada vez más urbano y acelerado. Factores ambientales, como la polución o la contaminación atmosférica, van cambiando la percepción del entorno y afectan a toda nuestra experiencia olfativa, así como pueden favorecer el estrés, la ansiedad o, incluso, la depresión’’, señala.

Por ello, el neurólogo concluye que un entorno más neutro o con menos estímulos ‘‘va a ayudar a la calidad de vida y a la regulación emocional. Como consecuencia, es importante que intentemos cuidar nuestro olfato. No se le presta la atención suficiente a la memoria olfativa y parece que tiene que ver con nuestro bienestar’’. 

Fuente: cuidateplus