Postales de las dos Argentinas pospandemia. Parte de la Argentina volvió a hacer una vida muy parecida a la prepandemia: salidas a restaurantes, turismo interno y recreación cultural. Pero hay otra que aún espera cubrir sus necesidades más básicas.

POR ROMINA CALDERARO

Mientras los locales gastronmicos volvieron a llenarse miles de argentinos siguen teniendo que recurrir a comedores populares
Mientras los locales gastronómicos volvieron a llenarse, miles de argentinos siguen teniendo que recurrir a comedores populares.

Siempre las hubo, pero la pospandemia exhibe como nunca la existencia de dos argentinas.

La de los que llenan restaurantes caros y viajan, y la de los que no llegan a fin de mes. Un sector con un poder adquisitivo al que le sobra el tiempo y el dinero para recrearse, y otro que no llega a fin de mes ni puede acceder a las cuatro comidas básicas.

La recuperación

Aldo Graziani es un empresario, dueño de varios espacios gastronómicos y culturales para gente con cierto poder adquisitivo: el Aldo´s Restaurante Vinoteca en Palermo, con capacidad para 150 personas; Picsa, un lugar para comer pizza gourmet; Torá, un restaurante de comida asiático en la calle Cabello; un minibar de vinos naturales y Bebop, un lugar para escuchar música que debió mudarse de San Telmo a Palermo.

Graziani no se queja. “Fue bastante automático – dijo a Télam -, Cuando se empezó a abrir todo porque amainó la pandemia, los clientes que vienen acá, que suelen hacer viajes de alta gama y no podían, hicieron que nos volviera a ir bien. Creo que la pandemia les pegó por el lado del disfrute a muchos de los que tienen determinado poder adquisitivo. Como que sintieron muy cerca la finitud y entendieron que la vida es hoy”.

El empresario sólo se queja de que la clientela no es pareja durante toda la semana, lo que le ocasiona algunos inconvenientes por la cantidad de empleados  que tiene a su cargo. No obstante, el suyo es un ejemplo de cómo se recuperaron los locales gastronómicos de alta gama.

Es una obviedad señalar que sus restaurantes no son los únicos que se han recuperado. Basta querer salir a comer un fin de semana en CABA para comprobar que muchos están repletos de clientes, con un movimiento vinculado a una recuperación económica pospandemia que resulta tan innegable como insuficiente. Porque, como todos saben, la reactivación está lejos de llegar a todos y todas.

El turismo interno, otro motor de la recuperación

Desde el Ministerio de Turismo y Deportes explicaron a Télam que gracias al impulso del programa PreViaje, más de 32 millones de turistas se movilizaron durante la temporada de verano 2022 y el fin de semana largo de Carnaval, lo que generó ingresos superiores a los $585 mil millones para el sector.

También hubo un movimiento turístico récord durante Semana Santa, con más de 3 millones de turistas e ingresos superiores a los $45 mil millones, y durante el fin de semana extralargo de junio, con 2.3 millones de turistas (la mayor cifra desde que se instaló el feriado del 17 de junio en 2016) y $55 mil millones de ingresos al sector turístico.

Turismo receptivo

Entre el primero de enero y el 30 de junio, 520.341 de turistas extranjeros visitaron la Argentina, lo que generó ingresos superiores a los US$ 1.301 millones.

En el turismo receptivo, se evidencia una clara recuperación a partir de marzo. Los datos de junio confirman esta tendencia, cuando la cantidad de turistas fue un 60% respecto de junio 2019.

Si se hace foco en los países de origen de los turistas, se observa que Uruguay es el país que más se recupera: en junio de 2022 alcanzó un 101% del valor prepandemia. Le siguen Estados Unidos con el 74% y Brasil con el 67%.

Los que siguen abajo de la lona

Esta realidad convive con las miles de personas que aún no llegan a fin de mes, no recuperaron los trabajos que tenían prepandemia o se mantienen como pueden en la más absoluta informalidad. Aparte de ellos, se suman los otros miles que suelen manifestarse en la ciudad de Buenos Aires, y otros puntos del país, reclamando respuestas al Estado.

Que es consciente de esta realidad.

Como se sabe, la tarea no es nada sencilla teniendo en cuenta la inflación y los datos duros de la economía.

El índice de pobreza se ubicó en el 40,6% en el primer semestre del año 1,4 puntos porcentuales menos que el 42% del segundo semestre del año pasado y 3 décimas de punto por debajo del 40,9% del período enero-junio de 2020, pero sigue siendo muy alto.

El costo de la canasta básica alimentaria (CBA) registró en julio un incremento del 2,1%, por lo que una pareja con dos hijos menores necesitaron percibir ingresos por $ 29.002,86 para no caer en situación de indigencia, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En tanto, el costo de la canasta básica total (CBT), que marca la línea de pobreza, fue de $ 67.576,66 en junio, con un aumento del 1,6% mensual.

La variación registrada en los precios de los productos que integran la canasta alimentaria y de la canasta total -que comprende también a tarifas de servicio públicos y vestimenta- se ubicó por debajo de la inflación general de julio, de 3%, según los números informados por el Indec.

Ésa es la otra Argentina, la que el Gobierno aspira a acercar a la que puede ir a restaurantes caros consciente de la finitud de la vida.

Fuente: Télam