El uso de edulcorantes
Los edulcorantes se han convertido en un producto casi indispensable en los hogares y es que es una forma más «saludable» de tomar alimentos con sabor dulce en lugar de usar azúcar pero ¿qué ocurre si los tomamos todos los días? ¿qué podemos sentir en el cuerpo? ¿Por qué es importante mirar el tipo de productos con edulcorantes que comemos?

La búsqueda de alternativas saludables al azúcar para mejorar la salud hace que sean muchos los que opten por el uso de edulcorantes en su día a día para endulzar el café u otros productos como galletas o dulces. Se han convertido en un producto muy habitual en los hogares españoles pero ¿son realmente tan saludables como creemos? ¿son la mejor opción para endulzar de forma saludable? Para responder a estas dudas hablamos con dos expertos en Nutrición que nos explican, en detalle, qué ocurre cuando tomamos estos productos a diario. Para empezar, ¿qué son los edulcorantes? Como explica a CuídatePlus Diego Prado, miembro de la Comisión de Restauración Colectiva del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), “cuando hablamos de edulcorantes nos referimos a aditivos alimentarios que tienen un poder endulzante muy superior al azúcar, con un aporte energético mucho menor o incluso sin aportar calorías”.
Estos productos no solo se usan en casa, sino que también se utilizan para sustituir al azúcar en la elaboración de bebidas y alimentos para mantener el sabor dulce.
Como explica Almudena Seijido, dietista-nutricionista del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, “se pueden producir de distintas formas, bien mediante la extracción a partir de plantas, como ocurre con los glucósidos de esteviol o la taumatina, o a partir de otros materiales de origen vegetal como la neohesperidina DC, derivada de los cítricos”.
También, añade la experta, “se pueden sintetizar, como ocurre con la sacarina, u obtenerlos utilizando microorganismos en el proceso de producción, como con el eritritol”.
En cuanto a sus beneficios para la salud, es importante señalar que, por sí solos no tienen beneficios. “Lo único por lo que puede ser beneficioso su uso es que su ingesta puede desplazar el consumo de alimentos o productos con azúcares añadidos que favorecen el desarrollo de patologías metabólicas”, indica Prado. Esto sería positivo si no fuera porque hay un problema en la sociedad actual y es que “necesitamos ingerir productos con sabor dulce muchas veces al día, lo que pueden generar una dependencia y desplazar el consumo de productos frescos y de diversos sabores”.

Clasificación de los edulcorantes
En el mercado existen muchos tipos de edulcorantes que se pueden clasificar por diferentes maneras, “como su origen, si son artificiales como el acesulfamo-k, aspartamo o derivados naturales como el eritritol, stevia que se obtienen por fermentación y también pueden ser mixtos como neohesperidina como derivado vegetal modificado”, aclara Prado.
Otras formas de clasificarlos también son por “su aporte energético como los edulcorantes intensos con muy bajo aporte energético o nulo como son Acesulfamo-K (E950), Aspartamo (E951), Ciclamatos (E952) entre otros o los edulcorantes a granel como los polioles o “azúcares alcohol” como Sorbitol (E420), Manitol (E421), Isomalt (E953), Maltitol (E965)”.
También podemos clasificarlos por su poder endulzante o por su estabilidad térmica o familia química.
De todos ellos, los más utilizados en España son “la sucralosa, acesulfamo-k, aspartamo, ciclamato, maltitol, y sorbitol”, edulcorantes que aparecen sobre todo en “refrescos “zero/light”, yogures y lácteos azucarados, postres, galletas y bollería “sin azúcar”, chicles y caramelos sin azúcar”.
Los edulcorantes de la bollería
Muchos productos de bollería usan los edulcorantes para atraer a los clientes con el reclamo de que son 0% azúcares añadidos. En estos productos, como galletas, bollería, chocolates y repostería “sin azúcar añadido”, “la combinación que más ve la industria son los polioles para aumentar el volumen se utiliza principalmente el maltitol, sorbitol, isomalt. Para ajustar el dulzor de los alimentos se utiliza principalmente la sucralosa y acesulfamo-k”, explica Prado. ¿Por qué estos? “Por motivos sencillos como la textura y el volumen ya que se comportan físicamente de forma muy similar al azúcar (retención de agua, cristalización, aportan peso)”. Por eso, informa, “el maltitol es el principal en la bollería “sin azúcar añadido”.
Otro de los motivos es por su sabor y su estabilidad al calor ya que “soportan el horneado de forma estable y en este caso se utiliza la sucralosa y acesulfamo-k, por ejemplo, el aspartamo a altas temperaturas se degrada y pierde dulzor”. Y por último, otro de los motivos para usar estos edulcorantes es “por su coste y por el reglamento, siendo los seleccionados los más conocidos por la industria y los que más cantidad diaria admisible tienen (IDA´S) según el reglamento definido por la EFSA (1333/2008) lo que hace que la industria tenga más facilidades para utilizar los compuestos de tal forma que los más utilizados son maltitol, sucralosa y acesulfamo-k”.
Qué pasa si tomamos edulcorantes a diario
El beneficio principal del consumo de edulcorantes no es porque “sea sano”, sino porque su consumo “evita parte de los daños que causa el exceso de azúcar, es decir, demasiadas calorías, picos de glucosa, caries, etc.”, señala Prado.
Sin embargo, como apunta el nutricionista, “los edulcorantes no han demostrado una reducción significativa de la ingesta calórica ni con ello un mejor control de la composición corporal significativa”.
En su opinión, “los edulcorantes pueden servir como puente para reducir el azúcar, pero la meta final debería ser acostumbrarnos a alimentos menos dulces, no vivir eternamente enganchados a lo “light””.
Y es que, como bien apunta Seijido, “hay que tener en cuenta que los edulcorantes se utilizan muy habitualmente en alimentos poco saludables, dando la sensación de que su calidad mejora y son más sanos que sus versiones sin azúcar cuando el resto de ingredientes siguen teniendo muy baja calidad nutricional” y esto hay que tenerlo en cuenta ya que podemos caer en la falsa creencia de que nos estamos cuidando cuando hacemos todo lo contrario. En opinión de la experta en Nutrición, “en muchas ocasiones es más recomendable el consumo de las versiones con azúcar, que nos hacen darnos cuenta de que estamos comiendo un producto de consumo ocasional y no uno con edulcorantes que nos de la falsa sensación de saludable”.
En su opinión “no hay ningún edulcorante perfecto para sustituirlo por el azúcar, dependerá de en qué se vaya a utilizar para encontrar aquel que mejor se adapte”.
Efectos negativos en el cuerpo
El primer efecto negativo en la salud es que su consumo acostumbra al cuerpo al sabor dulce. Como indica Seijido, “un consumo excesivo de edulcorantes puede ser perjudicial para la salud ya que hace que el cuerpo se acostumbre a los sabores dulces por lo que el umbral del dulce se ve afectado, provocando que aumente la cantidad de edulcorante necesaria para detectar el sabor dulce del alimentos, dando lugar a que se rechacen alimentos como frutas y verduras”.
En cuanto a los efectos negativos que puede producir su consumo, como señala Prado, “hoy en día podemos hablar de su relación con el peso corporal ya que hay estudios observacionales de grandes muestras en los que las personas que más consumen edulcorantes tienen mayor riesgo de diabetes tipo II y eventos cardiovasculares, una de las razones por las que la OMS aconsejó no utilizarlos para el control del peso de forma habitual”. Esto es así, en gran parte, porque “la calidad nutricional de los productos que contienen estos edulcorantes es muy baja y son perjudiciales para la salud”, indica Seijido. Esto, advierte, “pueden llevarnos a un aumento de peso o a un aumento del riesgo cardiovascular, no por el edulcorante en sí, sino por el tipo de productos al que van asociados”
¿Qué pasa con la microbiota intestinal? Sobre la microbiota, señala Prados, “hay estudios que demuestran que la utilización de edulcorantes actúa modificando la composición de la microbiota intestinal, empeorando la tolerancia a la glucosa”. Aunque faltan más estudios en este sentido, “lo que se puede decir es que actúan modificando la microbiota y con ello su respuesta”.
También, señala el experto, algunos edulcorantes como los polioles que fermentan en el intestino no son absorbibles por lo que un consumo elevado pueden:
- Producir inflamación
- Aumento de la producción de gases
- Distensión abdominal
- Diarrea
- Disminución de la absorción de nutrientes
- Desequilibrios derivados de un consumo elevado de forma habitual.
Otro de los problemas que se ha señalado en relación al uso de edulcorantes es el riesgo de cáncer. Aquí, según Prado, hay que recordar que “en 2023 el aspartamo fue declarado como posible carcinógeno, pero tras evaluaciones por las autoridades, no han encontrado pruebas sólidas con los consumos habituales”.
Por otro lado, añade el nutricionista, “a nivel cardiovascular el uso de eritritol ha demostrado que a altas dosis puede aumentar la capacidad de las plaquetas a formar coágulos”.
¿Se pueden tomar a diario?
En opinión de Seijido, la mejor cantidad de edulcorante diario es “ninguno” ya que es “algo prescindible en nuestra alimentación y que se encuentra, en su mayor parte, en alimentos de consumo ocasional”.
En el caso de los yogures, “que tienen una frecuencia de consumo diario por ser un lácteo, no deberíamos usarlos o consumirlos con edulcorantes sino los naturales sin azucarar/edulcorar”.
En el caso del café, lo ideal sería tomarlo sin azúcar. “Si para beber un café necesito echarle 2-3 cucharada de azúcar quizás me tenga que plantear si realmente me gusta el café o es simplemente una forma de darle azúcar al cuerpo por falta de descanso o por no hacer unas comidas adecuadas”, informa la nutricionista.
El problema viene cuando se consumen cantidades muy altas durante años ya que “se usan como excusa para seguir comiendo ultraprocesados (“es sin azúcar, así que puedo comer el doble”), o se mantiene el paladar “enganchado” a un nivel de dulzor muy alto, que dificulta disfrutar de alimentos menos dulces”, indica Prado
Por tanto, “tomar edulcorantes a diario, pero en cantidades moderadas, por debajo de la IDA, probablemente no suponga un problema serio para la mayoría de los adultos sanos, y esa es la posición de las autoridades de seguridad alimentaria”, recuerda Prado. A día de hoy, “la recomendación más prudente es reducir poco a poco el dulzor total de la dieta y no depender de ellos de forma permanente
Fuente: cuidate plus