Qué significa que una persona nunca quiera estar sola

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La falta de relaciones significativas y un apego inseguro en la infancia están detrás de la dificultad de muchas personas para estar solas. 

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  1. Alicia Cruz Acal

Es así, hay personas que simplemente son incapaces de estar solas. Y no nos referimos al ámbito de la pareja, sino en la vida en general, en el día a día. Desde la comida rápida con un amigo hasta una reunión improvisada, cualquier excusa es buena para no quedarse solo consigo mismo. Los expertos explican que detrás de esa necesidad de “rellenar” hay algo más profundo: la soledad no deseada

La soledad no deseada se ha convertido en una de las grandes preocupaciones sociales y de salud mental de hoy en día. No se trata de contar con más o menos relaciones, sino de su calidad. Así lo explica Guillermo Fouce, doctor en Psicología, profesor en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras: “Lo que cuenta más no es tanto lo cuantitativo, sino lo cualitativo. La clave es si las relaciones que tengo me satisfacen o si tengo a alguien a quien pedir ayuda y que me la preste”.

Fouce subraya que este fenómeno es especialmente visible en entornos urbanos: “Sabemos que hay más soledad no deseada en las grandes ciudades, donde más rodeados de gente estamos. En lo rural, en cambio, se da menos”.

Las redes sociales, lejos de resolver el problema, muchas veces lo acentúan. “Podemos tener miles de likes, miles de seguidores, pero sentirnos solos porque ninguna de esas relaciones es profunda ni significativa”, advierte el psicólogo. Para él, el problema está en llenar la vida de “relaciones líquidas, que no aportan solidez ni apoyo real.

El especialista añade que es importante enseñar a los más jóvenes a relacionarse cara a cara: “A veces, con adolescentes es tan simple como quitarles el móvil y que se miren a los ojos, que se toquen, que recuperen esa capacidad de conectar con el otro”.

La raíz, en la infancia

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La soledad no deseada es especialmente visible en zonas urbanas. (Foto: Shutterstock)

Por su parte, la psicóloga Diana Sánchez, fundadora y directora de Psicólogas en Torrelodones, coincide en que la soledad no deseada tiene raíces profundas, a menudo ligadas a la infancia. “Existen ciertos factores psicológicos que hacen que haya personas que no pueden estar solas. Normalmente tiene que ver con un estilo de apego ansioso”, explica.

Este apego ansioso se genera cuando el niño experimenta inseguridad en su vínculo con los cuidadores: “Se calmaban, pero de una forma ansiosa, no desde la calma saludable. Eso deja huella y en la adultez la soledad activa esas mismas sensaciones de abandono muy primario”. La psicóloga ilustra la diferencia: “Una persona con apego sano percibe que, aunque esté sola, el mundo no es un lugar peligroso. Sabe que sus seres queridos están ahí, aunque no estén físicamente cerca. En cambio, quien ha desarrollado un apego ansioso cree que el mundo es inseguro y que, si no está arropado, le pueden ocurrir cosas malas”.

Ambos expertos coinciden en que la clave está en encontrar el equilibrio. “Es tan necesario estar solo como estar rodeado. La identidad se construye en parte en soledad, y en parte en relación con los demás”, subraya Fouce, quien concluye con un mensaje claro: “Cuando las relaciones no son satisfactorias, solemos llenar ese vacío con aislamiento negativo o con vínculos superfluos. El reto está en reequilibrar y buscar relaciones significativas, profundas, que nos llenen de verdad”.

Fuente: Cuidate Plus