¿Qué son los antidepresivos de acción rápida?

Los antidepresivos convencionales tardan varias semanas en hacer efecto. Se investigan nuevos fármacos -algunos de ellos ya disponibles- que actúen antes para evitar el riesgo de suicidio asociado a la depresión grave.

Una mujer toma un antidepresivo de acción rápida
  1. María Sánchez-Monge

Los medicamentos para la depresión que se utilizan desde mediados del siglo pasado son muy eficaces, pero tienen un inconveniente nada desdeñable: tardan semanas en empezar a hacer efecto. Este escollo cobra especial relevancia cuando existe un mayor peligro de suicidio. Se estima que una persona con depresión tiene un riesgo de suicidio 21 veces superior al de la población general. Los antidepresivos de acción rápida están llamados a  solucionar el problema.

En los años 50 y 60 del siglo pasado se diseñaron los primeros medicamentos antidepresivos, que se denominan comúnmente tricíclicos. El psiquiatra Luis Agüera, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm), resume las principales características de estos fármacos: “eran muy eficaces, pero tenían efectos secundarios -algunos de ellos importantes- que limitaban su uso (en personas mayores o con enfermedades cardiacas, entre otras) y tenían un inicio de acción no inmediato, ya que tardaban dos o tres semanas en empezar a hacer efecto”.

Características de los antidepresivos actuales

La investigación llevada a cabo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI cristalizó en la comercialización de unos antidepresivos mucho más seguros y mejor tolerados, con muchos menos efectos secundarios: los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Agüera puntualiza que “no son mucho más eficaces” que los tricíclicos, cuyo uso ha disminuido considerablemente, pero presentan la gran ventaja de que se pueden administrar a “poblaciones frágiles, como los ancianos y enfermos con cardiopatías o con otro tipo de problemas”.

No obstante, estos antidepresivos de segunda generación siguen presentando el mismo retraso en el inicio de su acción de unas dos o tres semanas. 

Así son los nuevos antidepresivos de acción rápida

El descubrimiento de la acción antidepresiva del anestésico ketamina culminó hace pocos años en el desarrollo de la esketamina, un antidepresivo de acción rápida que ya está disponible en varios países, entre ellos España. “Tiene un mecanismo de acción totalmente diferente”, expone el psiquiatra. Es el primer antidepresivo antagonista del receptor cerebral de NMDA. Es más eficaz en depresiones que resistentes a los medicamentos habituales y actúa con mayor rapidez. “Sus efectos se pueden ver a partir de la primera o la segunda dosis”. El experto puntualiza que esto no significa “que el paciente se cure a la segunda dosis, pero no hay que esperar esas tres o cuatro semanas para el inicio de la acción”.

Esketamina puede ser especialmente útil en aquellas personas con depresión grave y con ideación suicida, “en las que es arriesgado esperar tres o cuatro semanas a que el medicamento haga efecto”, resalta Agüero. “Hasta ahora, si el riesgo no era muy grave, no había más remedio que esperar”. Si no, la alternativa era ingresar a esa persona. También existe otra opción que, en palabras del representante de la Sepsm tiene “mala prensa”, pero “es muy eficaz y segura”: el electroshock o terapia electroconvulsiva. “Esketamina está permitiendo que una parte de esos pacientes ya no requieran terapia electroconvulsiva, cuya única pega es que precisa anestesia general”.

Inconvenientes de esketamina

El uso de esketamina, que se administra de forma intranasal, está restringido a aquellos pacientes en los que han fallado los antidepresivos convencionales. Otro inconveniente de esta nueva terapia es que solo puede administrarse en un entorno sanitario, de forma ambulatoria. “Se debe mantener al paciente en observación durante tres horas porque hay que controlar la tensión arterial”, explica Agüero.

Antidepresivos del futuro: de acción rápida y por vía oral

Tanto la esketamina como la ketamina pueden generar experiencias extracorpóreas y alucinaciones. Además, tienen el potencial de convertirse en sustancias de abuso. Estos efectos secundarios también suponen un freno considerable de cara a su uso generalizado.

Los nuevos antidepresivos de acción rápida que se están investigando tienen el reto de conseguir, en primer lugar, una forma de administración más sencilla: “Hemos progresado desde el uso intravenoso de la ketamina al intranasal de la esketamina”, comenta Agüero, “pero todavía no tenemos ningún medicamento de este tipo que se administre por vía oral”, es decir, en pastillas.

Los antidepresivos del futuro, además de no producir ninguna alteración de la consciencia, deben minimizar el riesgo -poco frecuente- de sufrir una crisis de tensión u otros eventos que requieren la administración bajo supervisión médica.

Fuente: cuidateplus