Aumento de cáncer en adultos jóvenes
Según datos de un reciente estudio americano, la incidencia de cánceres de páncreas, riñón e intestino delgado es hasta tres veces mayor en los nacidos en 1990 frente a los nacidos en 1955. Pero no son los únicos que aumentan en población joven. Te contamos cuáles pueden ser las causas.

El cáncer sigue siendo una de las principales causas de morbi-mortalidad en España. Se estima que este año “se diagnosticarán 296.103 nuevos casos de cáncer, un aumento del 3,3% respecto a 2024”, informa a CuídatePlus, J. Javier González Cervantes, director del Máster Universitario en Enfermería Oncológica en la Universidad Europea de Valencia.
Los casos de cáncer están aumentando de forma progresiva con respecto a años anteriores sobre todo “el carcinoma colorrectal que está aumentado de forma considerable sobre todo en las tres últimas décadas”, señala.
Según sus datos, “la prevalencia de cánceres más comunes en adultos jóvenes es el cáncer de mama, tiroides, testículo y melanoma, tumores del sistema nervioso central, así como el carcinoma de cuello uterino y el cáncer colorrectal, leucemias, linfomas”.
En cuanto a los tipos de tumores que han mostrado una incidencia más elevada en personas menores de 50 años destacan los de “mama, colon, esófago, renal, hígado y páncreas”.

Jóvenes y tumores
Sería de esperar, en cierta medida, que el cáncer aumentará, sobre todo en las personas mayores, porque vivimos más años, sin embargo, como apunta el experto, “el cáncer en pacientes jóvenes adultos jóvenes sigue aumentado de forma considerable” sobre todo por los estilos no saludables. Así lo confirma el estudio Diferencias en las tasas de cáncer entre adultos nacidos entre 1920 y 1990 en los EE. UU.: un análisis de datos de registros de cáncer basados en la población publicado en la revista The Lancet Public Health Public Health. En él se ve como los miembros de la generación millenial tienen un riesgo mayor de padecer esta patología que sus padres y sus abuelos.
Los autores encontraron una incidencia de cánceres de páncreas, riñón e intestino delgado hasta tres veces mayor en los nacidos en 1990 que en aquellos que llegaron al mundo en 1955. Los datos no se quedan ahí. La investigación, liderada por la Sociedad Estadounidense del Cáncer, ha observado que estas cifras aumentan en generaciones cada vez más jóvenes en 17 de los 34 tipos de tumores. Entre ellos se incluyen el de mama y el gástrico.
También, según el informe, aumentó la mortalidad a la vez que los nuevos diagnósticos de tumores:
- En el hígado
- El útero
- La vesícula biliar
- Los testículos
- El colon
- El recto
¿Por qué aumenta el cáncer en jóvenes?
Según el experto en oncología, hay muchos factores que influyen en el aumento de la incidencia de tumores pero uno de ellos es, sin duda, el que está relacionado con “los hábitos de vida poco saludables”.
Como señala González Cervantes, en la actualidad “los factores de riesgo como la mala alimentación, el consumo cada vez mayor de de carnes rojas y la disminución de la dieta rica en fibras, siguen al alza”.
Pero, además hay otros factores como “la obesidad, el sedentarismo, el tabaco, el alcohol y el cambio en los factores reproductivos, como la protección solar” que también tienen que ver con este aumento.
Según el estudio americano, 10 de los 17 cánceres con incidencia creciente en los jóvenes están relacionados con relacionados con la obesidad (colorrectal, riñón y pelvis renal, vesícula biliar y otras vías biliares, cuerpo uterino, páncreas, cardias gástrico, mama con receptores de estrógeno positivos, ovario, mieloma, hígado y conducto biliar intrahepático), lo que sugiere un posible papel de la obesidad en las tendencias emergentes de cáncer en las generaciones recientes.
Además, otros factores de riesgo como llevar una dieta poco saludable, un estilo de vida sedentario, patrones de sueño alterados o el contacto con sustancias químicas ambientales durante la vida temprana y la juventud también tienen un efecto en las tasas de cáncer. En relación a la dieta, el alto consumo de grasas saturadas, de cereales refinados, de alimentos ultraprocesados y de azúcar, así como el aumento del consumo de carne frente a vegetales se han asociado con un mayor riesgo de algunos cánceres, más consistentemente para los cánceres colorrectal y de mama.
Qué se puede hacer
Dicho esto, parece claro que la prevención pasa por un cambio en el estilo de vida. “Los cambios de estilo de vida son esenciales para la prevención de los tumores malignos”, recuerda González Cervantes. En su opinión, es clave “buscar estrategias para la educación sanitaria a la población mejorando los hábitos de vida saludables”.
Además, añade, “podemos disminuir el riesgo concienciando a la población adulta joven de la importancia de la prevención y detección precoz de los tumores e inculcar a la población, desde edades muy tempranas, la importancia de someterse a los programas de screening o cribado”. Y es que, lamentablemente, en estos pacientes, el cáncer se detecta en fases más avanzadas. Los síntomas iniciales suelen pasar más desapercibidos y esto hace que el diagnóstico se retrase y que el cáncer siga avanzando. Síntomas como dolor abdominal, cansancio o anemia pueden confundirse con trastornos menores, lo que retrasa el diagnóstico.
Más supervivencia
En cuanto a la supervivencia de los pacientes con cáncer, “la principal arma que tenemos para aumentarla, es la investigación por parte de los profesionales sanitarios buscando nuevas opciones terapéuticas”. En este sentido, es importante señalar que, tal y como recoge el informe Las cifras del cáncer en España en 2025, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica, “la mortalidad por cáncer en España ha experimentado un fuerte descenso en las últimas décadas. Estas tendencias reflejan las mejoras en la supervivencia de los pacientes con tumores debido a las actividades preventivas, las campañas de diagnóstico precoz, los avances terapéuticos, y, en hombres, la disminución de la prevalencia del tabaquismo”.
Afortunadamente, la supervivencia de los pacientes se ha duplicado en los últimos 40 años y es probable que, aunque lentamente, continúe aumentando en los próximos años.