Tramadol: ¿Más riesgos que beneficios?

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Frente al dolor crónico?

dAnte los efectos adversos y el riesgo de adicción que pueden causar los opioides fuertes, como la morfina o el fentanilo, el tramadol se ha considerado tradicionalmente un fármaco más seguro. Sin embargo, un nuevo estudio cuestiona tanto su eficacia como su seguridad frente al dolor crónico y plantea limitar su uso.

Tramadol
  1. María Sánchez-Monge

El tramadol es un analgésico opioide considerado débil, a diferencia de la morfina o el fentanilo, que son opioides fuertes. Al igual que el resto de fármacos de esta familia, puede producir efectos secundarios importantes y también debe ser administrado bajo prescripción médica. No obstante, no requiere receta oficial de estupefacientes.

En principio, tiene a su favor que el riesgo de generar adicción es menor que con los opioides fuertes, aunque presenta otros inconvenientes. Según una revisión de estudios que se acaba de publicar en BMJ Evidence Based Medicine, no es tan eficaz como se suele creer para aliviar el dolor crónico, para el cual se prescribe ampliamente.

Y aún hay más: según los resultados de dicho análisis, probablemente aumenta el riesgo de efectos secundarios graves, como eventos cardíacos, lo que ha llevado a los investigadores a concluir que los daños que causa el tramadol probablemente superan a sus beneficios y, por eso, su uso debería minimizarse.

El empleo del tramadol también se asoció con un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer, aunque el período de seguimiento de la mayoría de los estudios incluidos en la revisión fue corto, lo que hace que este hallazgo sea «cuestionable», según explican los autores. 

Mayor uso en los últimos años

Al ser un opioide menos fuerte y adictivo que la morfina o el fentanilo, el uso del tramadol ha aumentado de forma considerable en los últimos años en diversos países, como Estados Unidos, donde se ha vivido la denominada crisis de los opioides, que ha causado miles de muertes por sobredosis. Pero, a tenor de los resultados de la revisión, el tramadol no puede considerarse una alternativa menos peligrosa, sino que es parte del problema. Por eso, “el uso del tramadol y otros opioides debería minimizarse todo lo posible”, concluyen los investigadores.

Dolor

(Foto: Shutterstock)

En declaraciones a SMC España, Enrique José Cobos del Moral, catedrático de Farmacología de la Universidad de Granada y coordinador del Grupo de Trabajo de Ciencias Básicas en Dolor y Analgesia de la Sociedad Española del Dolor, considera que “este trabajo aporta una visión sobre el uso de tramadol en el dolor crónico a nivel global, más allá de indicaciones específicas”. Sus resultados “muestran que el fármaco puede reducir el dolor, aunque con un tamaño de efecto muy leve, mientras que incrementa el riesgo de efectos adversos, algunos graves”. Esto supone, en opinión del experto, “una novedad respecto a revisiones previas, que no habían analizado de forma tan amplia el balance entre beneficios y riesgos del tramadol”.

Del Moral cree que, en la práctica clínica, “estos resultados obligan a reconsiderar el papel del tramadol en el tratamiento del dolor crónico, siempre valorando cuidadosamente el perfil de cada paciente y los efectos de este fármaco a nivel individual”. En este sentido, recuerda que los pacientes con dolor crónico “disponen de pocas alternativas eficaces y seguras, por lo que retirarlas sin ofrecer opciones mejores puede dejarles sin recursos”. Por último, indica que “el mensaje más importante de este estudio es, quizás, la urgencia de reforzar la investigación preclínica y clínica en el desarrollo de nuevos analgésicos más eficaces y con un perfil de seguridad más favorable”.

Advertencia de la agencia del medicamento

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) emitió el año pasado una advertencia sobre la seguridad del tramadol-paracetamol (que se suelen usar en combinación por el aumento de la eficacia respecto a la administración del tramadol en monoterapia) en su Boletín sobre Seguridad de Medicamentos de Uso Humano, en la que señalaba que “el uso repetido de tramadol puede provocar drogodependencia, incluso a dosis terapéuticas”. Ese riesgo de drogodependencia puede variar “en función de los factores de riesgo individuales del paciente, la dosis y la duración del tratamiento con opioides”.

La Aemps recomienda un uso muy controlado de este medicamento: “Antes de iniciar el tratamiento con paracetamol-tramadol, debe acordarse con el paciente la duración y los objetivos del tratamiento, así como un plan de interrupción del mismo”. Asimismo, “durante el tratamiento debe haber un contacto frecuente entre el médico y el paciente para evaluar la necesidad de continuar el tratamiento, considerar su interrupción y ajustar las dosis si es necesario”. Cuando un paciente ya no necesite el tratamiento con este fármaco, “puede ser aconsejable reducir la dosis gradualmente para prevenir los síntomas de abstinencia”. Y, en el caso de que no se consiga un control adecuado del dolor, “debe considerarse la posibilidad de hiperalgesia, tolerancia y progresión de la enfermedad subyacente”.

Fuente: Cuidateplus