Ir al baño, levantarse y “tocar el botón”. Casi de manera automática y sin detenernos a observar nada. Esta costumbre, sostenida por millones de personas, está siendo cuestionada por especialistas que advierten sobre la importancia del chequeo periódico de materia fecal con el objetivo de prevenir enfermedades.

¿Por qué deberíamos prestarle atención a la caca? ¿Qué es lo que debemos observar? ¿Cuándo consultar? ¿Cuáles son los riesgos? Son algunos de los interrogantes que se plantean.

Fabio Nachman, jefe del Servicio de Gastroenterología de la Fundación Favaloro, advierte que la materia fecal no es la única cuestión a la que debemos atender si hablamos de nuestro organismo.

“Lo primero que debemos saber es que es bueno estar atentos a cada una de las excreciones de nuestro cuerpo, para eso tenemos que mirar no solo la materia fecal, sino también la orina, la expectoración, los mocos, y prestarles mucha atención porque pueden ser indicadores de que algo esté sucediendo”, advierte.

Y precisa: “Respecto a la materia fecal, debemos mirarla siempre antes de apretar el botón”.

Pautas a tener en cuenta

“Antes que nada, tenemos que ver si hay un cambio en la frecuencia y en la consistencia, son signos que pueden actuar como bandera roja, de alarma, tanto en más como en menos”, informa el profesional, que es ex presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología.

Los cambios temporales no deberían generar alerta, solo hay que estar atentos a que no se sostengan en el tiempo.

“Si hay algo que llama la atención, y la persona ya hizo un cambio en la alimentación que lleva por ejemplo un mes, es importante escuchar al cuerpo, lamentablemente el ser humano se va adaptando a los cambios, se va adecuando, y no deben normalizarse los síntomas”, plantea.

Otra cuestión importante es la forma. Para “hablar un mismo idioma” con sus pacientes, Nachman indica que se basan en la escala de Bristol, que actúa como parámetro gráfico para poder comparar y asignarle una clasificación a la materia fecal.

En esta dirección, indica que la forma de las heces depende del tiempo que pasan en el colon. Los tipos 1 y 2 indican estreñimiento; los 3 y 4 son heces ideales, especialmente el 4, ya que son los más fáciles de defecar; los tipos 5, 6 y 7 son heces diarreicas. «Ninguno de los extremos es bueno», advierte.

Una materia fecal de un paciente con buena calidad de vida y salud tiene una forma tipo «chorizo» (no entrecortada) y de color marrón oscuro.

La frecuencia de deposiciones ideal es una vez al día, aunque los rangos de normalidad contemplan que se sea desde dos veces al día hasta “cada tres días”. Fuera de esos márgenes, se trata de un aumento de deposiciones o de constipación.

El color es un indicador relevante. “Hay que observar si hay un cambio en la coloración, si deja de ser el color clásico -que es más bien tirando a marrón oscuro- y esto vira para otro color, en más o en menos, más oscuro casi negro, o si se va hacia lo amarillo, marrón claro o incluso dorado o blanco”, puntualiza.

Nachman indica que “si la deposición está acompañada de moco o sangre” debe realizarse una consulta.

También explica que insta a sus pacientes a hablar del tema en el consultorio.

“Si flota o no flota es un parámetro que tiene más que ver con la presencia de grasa, pero para que haya presencia de grasa tiene que haber muchas otras características, si el resto de las características están bien esto no tiene tanta importancia, sino que está bastante relacionado con lo que nosotros ingerimos”, añade.

Por último enumera otros factores que pueden evaluarse: “Si se pega mucho al inodoro o no se pega, las características del olor, si hay más gases o la misma cantidad de gases que siempre”, explica el gastroenterólogo.

Cambios

“Lo que tenemos que entender respecto a la materia fecal es cómo es que está compuesta. Más del 70% es agua, y el resto, fibra que ingerimos con la dieta: bacterias que forman parte de la microbiota y desechos de alimentos que ingerimos, metabolitos o sustancias producto de medicación que se toma, o residuos que nuestro hígado va volcando a la vía biliar y después eso se defeca”, manifiesta.

Si bien los cambios anteriormente mencionados pueden actuar como bandera roja, hay otros que por lo general tienen que ver con el paso del tiempo y hasta operan cuestiones vinculadas a los estereotipos de género, que pueden perjudicar la salud de las mujeres.

“En general lo que sí está establecido es que hay más tendencia a la constipación a medida que pasan los años, y esto se suele ver más en las mujeres que en los hombres, tanto por cuestiones hormonales, como con tabúes sociales: a algunas mujeres si tienen ganas de ir al baño en su trabajo puede llegar a reprimirlo por vergüenza y esto va jugando en contra y se van generando reflejos”, plantea.

Nachman explica que “el movimiento defecatorio es una combinación de contracciones musculares y de reflejos muy compleja”. Y agrega que “si este reflejo va perdiendo la sensibilidad a nivel del recto, se va favoreciendo la constipación”.

Y concluye que no tomarse el tiempo necesario para ir al baño puede jugar en contra. “También tiene que ver con el estilo de vida, la pobre hidratación.”

Signos y síntomas

Observar el comportamiento de nuestro organismo es clave para prevenir y detectar enfermedades.

“En los pacientes, se dan tanto signos como síntomas, estos últimos pueden ser percibidos por las personas, pero el signo es más observable por parte del médico, que muchas veces puede dirigir la consulta con algunas preguntas hasta que el paciente puede advertir algo que le estaba pasando sin que se diera cuenta. Por eso la consulta es importante”, subraya.

En este sentido, explica que el momento en el que se detecte, resulta fundamental. Como siempre, antes es sinónimo de mejor.

“Es verdad que hay signos que deberían llamarnos la atención, pero también es cierto que ya estamos llegando tarde al detectar la presencia de sangre en las deposiciones, o un cambio en la frecuencia, o que las heces salgan con una forma determinada más finita, o ir con dolor; son parámetros que deberían encender luces rojas”, advierte.

“Cuando hay síntomas, ya puede haber un tumor establecido, de determinadas dimensiones. Hay que tratar de apuntar a la etapa previa, al pólipo: la etapa precoz donde todavía no hay síntomas», asegura. 

Chequeos

En cuanto al cáncer de colon, enfermedad prevenible por la que mueren 20 personas por día, existe “una ventana de oportunidad” según Nachman, que son los hábitos de las personas vinculados a la alimentación, no fumar ni beber alcohol en exceso, y la actividad física.

Luego, es central no saltarse controles. «Lamentablemente, las dos terceras partes de las personas que tienen indicación de controlarse, no lo hacen» por desconocimiento, miedo al estudio o al resultado, tabú, y hasta homofobia.

Las personas sin factores de riesgo deberían realizarse estudios de rastreo de cáncer de colon (colonoscopia y/o sangre oculta en heces) a partir de los 50 años.

En tanto, quienes tengan antecedentes familiares de primer grado deberían empezar a los 40, y realizar controles con mayor frecuencia.

“El cáncer de colon lamentablemente sigue siendo la segunda causa de muerte por cáncer y es una patología prevenible y evitable, si se agarra en la etapa del pólipo no debería llegarse ni siquiera al cáncer, que es una enfermedad que si se la diagnostica en una etapa temprana tiene una tasa de curación por encima del 90%”, destaca.

El rol de la microbiota

El rol que la microbiota o el microbioma cobró en el último tiempo resulta central a la hora de hablar de prevención.

De hecho, en los últimos años creció la oferta de test de microbiota que, según Gabriel Vinderola -investigador del CONICET, profesor de la Universidad Nacional del Litoral en Santa Fe y miembro de la Asociación Científica para Probióticos y Prebióticos (ISAPP)-, no gozan de aval científico.

“Los test de microbiota que determinan la composición, qué tipo de bacterias tenés y sus porcentajes, y en función de eso se plantea un plan de alimentación; no tienen ninguna validez científica, por varias razones: primero porque hoy en día no hay una microbiota control ideal, es muy variable entre personas, geográficamente, incluso va variando con lo que comemos día a día”, plantea.

En esta dirección, analiza que ningún test permitiría recomendar “comer tal o cual cosa según la microbiota existente” aunque haya cada vez más empresas que lo ofrezcan. “Mi recomendación es invertir esa plata en alimentos de la verdulería”, añade.

“Hoy la microbiota está cobrando relevancia respecto a lo que es enfermedad intestinal y en lo que refiere al cáncer también. 

En este sentido, indica que “la dieta mediterránea está cargada de prebióticos, que son sustrato para las bacterias benéficas, y esto ayudaría, o tendría un efecto protector contra el cáncer de colon”, comenta Nachman.

“Hay un trabajo con una cantidad importante de pacientes que muestra que la dieta occidental guarda relación con el cáncer de colon, es un trabajo pivotal en el que uno puede sacar la conclusión de que hay cierta relación entre el cáncer de colon y la flora que nos habita. Debemos eliminar ultraprocesados y las carnes curadas”, aconseja.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/escala-bristol-especialista-explica-dice-caca-salud-atento_0_5AmG8d3UEi.html