Las canciones son más tristes
Las letras de las canciones se vuelven más tristes: qué revela esto sobre nuestro bienestar emocional
Las letras de las canciones se han vuelto más tristes, negativas y simples durante los últimos 50 años, según un nuevo estudio. La investigación sugiere que la música funciona como un reflejo del malestar social y, al mismo tiempo, como una herramienta para regular las emociones

Más tristes, más negativas y más simples. Así han evolucionado las canciones en Estados Unidos en los últimos 50 años, según concluye un nuevo estudio que publica la revista Scientific Reports. El trabajo, que ha analizado 20.000 canciones del país americano entre 1973 y 2023, se ha centrado en las letras de las mismas, es decir, en cómo los oyentes se involucran emocionalmente con ellas, más que en su producción.
Como aseguran los autores de la investigación, “esta distinción es esencial, ya que los patrones de consumo pueden revelar las mayores necesidades de la audiencia y sus respuestas emocionales a las crisis, como una atracción hacia canciones que reflejan un sentimiento colectivo o proporcionan un alivio emocional”. De esta forma, mediante el análisis de las letras, los autores pretendían comprender cómo el arte refleja el estrés social y sirve como herramienta psicológica para la regulación emocional.
“Está comprobado que uno escoge la música que quiere escuchar en función de su estado de ánimo: si te sientes triste, te decantas por una música que ahonde en tu dolor; si el cuerpo te pide fiesta, buscas algo más movido y animado”, apunta a la plataforma informativa SMC José Francisco Ortega Castejón, profesor titular del área de Música de la facultad de Educación de la Universidad de Murcia. Y esto, indica, “manejado sabiamente, puede utilizarse como terapia”.

(Foto: Shutterstock)
A pesar de la mayor simplicidad y negatividad de las canciones estudiadas, además de un mayor número de palabras relacionadas con el estrés, este fenómeno se atenuaba en momentos de crisis social, como el 11-S o la pandemia de covid-19. “Esto respalda la idea de que la música funciona como una herramienta espontánea de autorregulación emocional. Cuando el entorno es emocionalmente abrumador, parece que el público busca letras menos negativas, aspecto coherente con investigaciones que señalan que la música se utiliza para ajustar estados afectivos en función del contexto”, explica también a SMC María García Rodríguez, musicoterapeuta, docente e investigadora en el Área de Música y Artes de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Eso sí, la experta aclara que el trabajo también presenta “limitaciones importantes”. En este sentido, “analiza únicamente las letras, dejando fuera elementos fundamentales para la emoción musical como melodía, armonía o ritmo. Los estímulos musicales representan solo el mainstream estadounidense, no todo el espectro de producción ni de consumo musical; y se trata de datos correlacionales, de modo que no permiten establecer causalidad directa entre cambios sociales y cambios musicales”, detalla. Asimismo, añade, no se consideran factores personales básicos como las diferencias de edad y género en la regulación emocional, que pueden afectar significativamente la forma en que las personas usan la música para modular su estado de ánimo.
Aún así, el resultado central del estudio es consistente: “La música no solo refleja el clima emocional de una época, sino que actúa como un barómetro y amortiguador del malestar colectivo, en línea tanto con la evidencia clínica como con el uso cotidiano de playlists para gestionar el estado de ánimo. Estos resultados invitan a cuestionarnos preguntas relevantes acerca de cómo aprovechar de un modo más deliberado el potencial regulador de la música en contextos de incertidumbre, así como para la promoción del bienestar psicológico”.
Fuente: cuidate plus