La fatiga por compasión es un fenómeno real, uno que afecta a millones de personas en todo el mundo. Te enseñamos todo lo que deberías saber al respecto.

La fatiga por compasión es un término acuñado por Carla Joinson en 1992 para describir el impacto que experimentaban algunas enfermeras luego de jornadas extenuantes. El concepto se hizo rápidamente popular, y se ha abordado tanto desde perspectivas psicológicas como fisiológicas. A menudo se denomina estrés traumático secundario y, aunque está restringido a ciertos grupos, cualquiera puede manifestarlo.

Se trata de un fenómeno real que ha sido estudiado a fondo por los expertos. Por ejemplo, y por aludir a un hecho reciente, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) advierte de un aumento de esta afección como consecuencia de la pandemia por la COVID-19. En las líneas siguientes te explicamos qué es, cuáles son sus síntomas, causas y opciones de tratamiento.

Características de la fatiga por compasión

La fatiga por compasión describe al agotamiento físico y mental que se produce por trabajar e interactuar durante largos periodos en contextos que demandan un elevado sentido de empatía y compasión. En sus inicios se describió en razón de la labor de las enfermeras, aunque hoy sabemos que puede afectar a bomberos, trabajadores sociales, maestros, veterinarios, médicos, policías, bibliotecarios y demás.

Este tipo de condición se considera un efecto colateral de jornadas extenuantes de cuidar o ayudar a los demás. Cuando se manifiesta, entre muchos otros síntomas, destaca la reducción drástica de la capacidad de empatizar, ser amable o desarrollar compasiónLos expertos advierten que es una afección que se distingue de burnout, también conocido como el síndrome del trabajador quemado.

Aunque en ambos casos se alude a un tipo de fatiga, la variante por compasión se distingue porque existe una relación estrecha entre el sujeto con otro o con otros. En esta relación siempre media la atención, la ayuda, la empatía y la compasión. Esto permite clasificar a ambos tipos de fatiga bajo categorías diferentes.

Causas de la fatiga por compasión

La fatiga por compasión afecta a muchas profesiones
A pesar de que suele asociarse a los trabajadores de la salud, la fatiga por compasión también afecta a otros trabajadores públicos como bomberos o policias.

No existe una sola causa de la fatiga por compasión. Los científicos creen que responde a variables multifactoriales, que tienen en cuenta tanto el aspecto físico como el psicológico. Destacamos los siguientes elementos como catalizadores para desarrollar este tipo de fatiga:

  • Jornadas largas y extenuantes (algunas incluso de varios días).
  • Interacción con episodios traumáticos que no se pueden digerir por completo por dar lugar a otros.
  • Convivir en un contexto en el que se espera un compromiso, una participación y un rendimiento elevado en todo momento.
  • Ausencia de apoyo para asimilar o para sobreponerse a determinados episodios traumáticos.
  • Ausencia de recursos para hacer frente a los problemas que requieren ayuda, empatía y apoyo (reconocido por los investigadores).
  • Incapacidad para controlar las emociones.
  • Convivir en un ambiente laboral que genera insatisfacción.

La evidencia señala que todo lo que erosiona la capacidad del trabajador para funcionar a un nivel óptico media para que se manifieste este tipo de fatiga. Traumas del pasado, alteraciones en el estado de ánimo, susceptibilidad a los padecimientos de los demás y otras variables también entran en juego.

Síntomas de la fatiga por compasión

Al igual que las causas, los síntomas de la fatiga por compasión son muy variados. La lista total de signos supera el centenar de alteraciones, pero resumimos las manifestaciones más frecuentes:

  • Insomnio.
  • Problemas digestivos.
  • Cambios en el apetito.
  • Agotamiento físico y mental.
  • Disminución de la concentración.
  • Disminución de la empatía y la compasión.
  • Aumento de la irritabilidad.
  • Desesperación.
  • Baja autoestima.
  • Incapacidad para ser productivo.
  • Episodios de adicción (al trabajo, a sustancias que permiten mantenerte activo y a drogas recreativas).
  • Desapego e incluso rechazo a retomar una nueva jornada laboral.
  • Cambios drásticos e inesperados del estado de ánimo.
  • Actitud pesimista sobre el futuro, el trabajo y los proyectos personales.
  • Signos de ansiedad y depresión.

Téngase en cuenta que todos estos signos se manifiestan en el contexto de una relación de trabajo que demanda ayuda, cooperación, interacción, apoyo o empatía con los demás. No es necesario que se desarrolle en un contexto profesional. Por ejemplo, cuidar a un familiar durante un tiempo prolongado puede derivar en fatiga por compasión.

Opciones de tratamiento

La fatiga por compasión tiene tratamiento
La terapia mental suele ser adecuada para tratar las causas y consecuencias de la fatiga por compasión.

Dado que la fatiga por compasión a menudo tiende a explotar sin previo aviso y generar síntomas moderados o graves, la mayoría de los expertos apela por programas de prevención para evitar que se llegue a este estado. En principio, esto pasa por reconocer los síntomas; así como eliminar el tabú en torno al compromiso, la dedicación o el perfeccionismo que debe rodear ciertas profesiones o acciones.

Siendo la fatiga por compasión una afección que bebe de diferentes fuentes es natural que las opciones de tratamiento sean muy variadas. Te dejamos con algunas ideas que exploran métodos efectivos e idóneos para hacerle frente a esta condición tan frecuente:

  • Apoyo social y emocional (por parte de los colegas, amigos, familiares y todos quienes se benefician de la ayuda prestada por el sujeto).
  • Ayuda psicológica para hacer frente a las emociones y los episodios traumáticos (también para tratar sus consecuencias, como la depresión).
  • Implementar una dieta saludable.
  • Respetar los horarios de sueño.
  • Hacer actividad física con regularidad.
  • Incluir momentos de ocio y de autocuidado.
  • Hablar activamente sobre la satisfacción laboral y las incidencias del trabajo con los colegas.
  • Practicar meditación, yoga, asistir a sesiones de masajes, de acupuntura y otras alternativas relajantes.

Una condición poco conocida pero potencialmente grave

Estas son solo algunas ideas que pueden mediar de forma positiva para la recuperación de la fatiga por compasión. Considerando que los síntomas no son iguales en todos los pacientes, y que algunos de estos pueden lidiar mejor con estos, el enfoque siempre debe ser personalizado. Por otro lado, padecer de un cuadro de este tipo aumenta las probabilidades de tener uno nuevo en el futuro.

Conviene entonces que los pacientes mantengan estos hábitos y sumen otros que le recomienden los especialistas para evitar recaídas futuras. La intensidad de los episodios puede ser tal que puede llevar a algunos a abandonar por completo su trabajo, de manera que es prudente no esperar que las consecuencias lleguen a estos extremos. Como otras afecciones, es tratable y se puede prevenir de la mano de un grupo de profesionales.

Fuente: https://muysalud.com/salud/fatiga-compasion/