Por qué, según las neurociencias, son etapas vivenciales diferentes.

Una frase muy popular afirma que “el amor es ciego” al describir la tendencia de otorgar una serie de condiciones y cualidades especiales inexistentes a la persona sobre quien se deposita el amor.

En otras palabras, no se la “ve” como es sino como uno querría que fuese y esperando que actúe y responda en consecuencia.

Sin embargo, el tiempo inexorablemente termina mostrando las características reales que el otro tiene con la inevitable desilusión que conlleva, pero con la gran utilidad de apreciar la esencia de sus particularidades.

La elección de una pareja es el intento de buscar y satisfacer impulsos, necesidades y deseos íntimos, con muy diversos factores que influyen a la hora de decidir.

Para el diccionario de la Real Academia Española (RAE) el amor es “un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”.

Qué dicen las investigaciones

Para los investigadores del cerebro (menos románticos) es algo más concreto: “Una adicción química entre dos personas”.

Investigaciones de S. Ortigue de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revelan que en el enamoramiento se conjuga una sensación de euforia similar a la producida por el consumo de cocaína junto a una especie de bloqueo de las áreas intelectuales del cerebro.

En el trabajo, publicado en el Journal of Sexual Medicine, la autora revela que se activan de manera conjunta 12 áreas del cerebro que liberan sustancias químicas euforizantes como son la dopamina, la oxitocina, la vasopresina o la adrenalina

En paralelo a esta estimulación se “desactiva” la zona del cerebro encargada del juicio lógico y de la evaluación crítica de las personas.

Pero, en realidad, se debe diferenciar el enamoramiento del amor, ya que son etapas vivenciales diferentes.

En el enamoramiento suele predominar la idealización que atribuye cualidades exageradamente positivas al otro e impide apreciar o valorar de manera adecuada los rasgos personales que posee.

Todo resulta fabuloso y si algo no lo fuera, se presupone que se podrá modificar por la fuerza del amor.

Idealizar también implica el funcionamiento de otro mecanismo psicológico inconsciente, la negación, que induce no reconocer factores obvios de la realidad, como si no existieran.

La elección de una pareja es el intento de buscar y satisfacer impulsos, necesidades y deseos íntimos, con muy diversos factores que influyen a la hora de decidir.

En el enamoramiento no se razona ya que es el inconsciente el que elige la pareja, hecho que lleva a los psicólogos a afirmar que existe una suerte de autoengaño o de mini locura por los atributos –inexistentes o exagerados– con que se dota al otro.

Quien no puede está solo o quien se desvaloriza corre mayor riesgo de caer en situaciones de rápido enamoramiento sin evaluar si la persona que lo deslumbra es la adecuada o funciona solo para suplir situaciones de vacío interior.

La conclusión es, entonces, que lo ciego suele ser el enamoramiento mientras que el amor maduro es el que se construye y se recrea día a día, tolerando los inconvenientes y las contradicciones existentes en todo vínculo amoroso pero con una sólida adhesión recíproca para no lastimar ni herir o agredir a la otra persona, dentro de un marco de responsabilidad, respeto y cariño mutuo.

Fuente: https://www.clarin.com/viva/-sentir-amor-mismo-enamorado-_0_0wTl53mGnQ.html