El diagnóstico precoz del trastorno bipolar es indispensable para un pronóstico más favorable. No es una tarea sencilla, pero hay algunos factores de riesgo y síntomas de alerta que pueden contribuir a su detección.

Imagen simbólica del trastorno bipolar, caracterizado por los episodios de depresión y manía.
  1. María Sánchez-Monge

El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave bastante frecuente. Su pronóstico depende de diversos factores, entre los que ocupa un lugar destacado el diagnóstico precoz. Dos psiquiatras nos explican cuáles son los principales factores de riesgo y las señales de alerta que contribuyen a una detección temprana.

Lo primero es saber en qué consiste: es un trastorno crónico que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo y se manifiesta en forma de episodios recurrentes y alternantes de depresión y manía (euforia) o hipomanía (euforia más leve). La causa exacta de esta enfermedad se desconoce, pero cada vez se sabe más sobre su evolución. “Se han objetivado una serie de parámetros neurobiológicos que se alteran coincidiendo con las crisis o con los momentos de descompensación de esta enfermedad”, explica Emilio Sánchez, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid. “Es una enfermedad que, dentro de su cronicidad, está sujeta a un patrón evolutivo que llamamos fásico”, recalca. “Tiene largos periodos de estabilidad y otros, normalmente más cortos, de descompensación que consisten en episodios de depresión y episodios de euforia patológica (manía).

Síntomas característicos del trastorno bipolar

Gonzalo Salazar de Pablo, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm), precisa que el diagnóstico del trastorno bipolar “se realiza a través de la entrevista clínica”. En ella se valora el conjunto de síntomas que presenta el paciente, teniendo en cuenta tanto la frecuencia (“no es lo mismo que duren un día que dos semanas”) como la intensidad y la cantidad de manifestaciones. Al fin y al cabo, “todos tenemos momentos de excitación y estados depresivos”, pero solo se puede hablar de trastorno bipolar cuando se presentan de una forma determinada. 

Síntomas de los episodios de manía

  • Irritabilidad.
     
  • Humor exaltado.
     
  • Disminución de la necesidad de sueño.
     
  • Pensamientos que van demasiado rápido.
     
  • Mayor motivación y realización de más actividades.
     
  • Decisiones impulsivas; por ejemplo, gastos excesivos en cosas que realmente no se necesitan.
     
  • Más interés por la actividad sexual.
     
  • Otras conductas no habituales.
     
  • Aumento de la autoestima.
     
  • Ideas de grandiosidad
     
  • En algunos casos se puede hablar de síntomas psicóticos.
     

Síntomas de los episodios de depresión

  • Ánimo bajo.
     
  • Tristeza.
     
  • Problemas de sueño. Necesidad de dormir demasiadas horas.
     
  • Falta de motivación.
     
  • Falta de energía.
     
  • Ideación suicida.
     
  • Autolesiones.
     
  • Fatiga o agotamiento.
     
  • Dificultad para la concentración y extrema indecisión.
     
  • Sensación de vacío.

Los momentos en los que no hay episodios de depresión ni de manía se denominan períodos de eutimia.

Factores de riesgo del trastorno bipolar

En el diagnóstico del trastorno bipolar también pueden aportar pistas muy valiosas los factores de riesgo de cada individuo. 

Genética

Los factores genéticos explican una parte del riesgo de desarrollar la enfermedad. Los familiares de primer grado de un paciente con trastorno bipolar tienen un riesgo de casi el doble de sufrirlo.

Factores psicosociales

Los períodos de mucho estrés, como la muerte de un ser querido u otras experiencias traumáticas, pueden influir en la aparición del trastorno bipolar. Se cree que inciden especialmente en individuos ya predispuestos desde el punto de vista genético o biológico.

Drogas

El consumo de alcohol y de drogas de abuso acompaña con frecuencia al trastorno bipolar. Sin embargo, no está claro si el abuso de sustancias desencadena la enfermedad mental o es esta la que induce el consumo. También podría ser en las dos direcciones o según los casos.

Signos precoces y señales de alerta de trastorno bipolar

La detección precoz del trastorno bipolar no es habitual; generalmente, el diagnóstico se produce cuando el afectado ya lleva varios años sufriendo la patología. Las causas de este retraso son múltiples, pero hay una que destaca sobre el resto y es de difícil solución: los criterios clínicos de diagnóstico establecen que solo se puede confirmar el trastorno cuando hay un episodio de manía, pero esta no siempre es la primera manifestación. 

Sanchez indica que el trastorno bipolar más típico, que es el tipo I, aparece generalmente en la juventud. “De media, los primeros síntomas de la enfermedad estarían alrededor de los 20 años”, asevera. Sin embargo, suele ser diagnosticado bastante más tarde “porque cuando aparece, normalmente, lo hace en forma de fase depresiva”. Y esa depresión en una persona joven “queda enmascarada por sus circunstancias vitales: por un fracaso personal o amoroso, los estudios…”. Muchas veces, esos jóvenes “ni siquiera acuden al médico o al psiquiatra y, cuando lo hacen, lo más que se les puede diagnosticar es de depresión”.

¿Cómo salvar este escollo? Considerando que la depresión en una persona joven constituye un marcador que indica que posiblemente desarrollará un trastorno bipolar en unos años, por lo que es conveniente someterla a seguimiento y, en caso necesario, comenzar un tratamiento preventivo con psicoeducación y fármacos estabilizadores del ánimo.

Salazar resume los signos de alerta más importantes de cara a la detección precoz: un primer episodio depresivo en una edad muy temprana y la historia familiar de trastorno bipolar.

Importancia de la intervención temprana

En palabras del psiquiatra de la Sepsm, la intervención temprana “es importante en todos los trastornos mentales y en este en concreto es crucial”. Se ha comprobado en diversos estudios que, “cuanto antes se inicie tanto la psicoeducación como el tratamiento farmacológico con litio u otro estabilizador del ánimo, mejor será el pronóstico”, subraya.

La terapia psicológica para evitar recaídas consiste en establecer unos ritmos, rutinas y pautas que los pacientes sigan en su día a día y sepan cuándo tienen que pedir ayuda. Muchos consiguen llevar una vida normal, pero “este trastorno es de las enfermedades con más impacto en la calidad de vida”, afirma Salazar.

Fuente: cuidateplus.com