Uso del móvil y tumor cerebral, ¿qué dice la ciencia de esta relación?

Que el teléfono móvil pueda aumentar el riesgo de sufrir cáncer es un tema que se comenta desde hace años. La evidencia científica se ha encargado de resolver si hay algún tipo de asociación entre el uso de estos dispositivos y la aparición de ciertos tumores. 

Una mujer usa su teléfono móvil
  1. Alicia Cruz Acal

Frente a la creencia popular, la evidencia científica. El problema es que en muchas ocasiones el peso de lo segundo no aplasta lo primero. En este caso, la creencia popular es que las ondas que irradian los teléfonos móviles producen cáncer. La evidencia científica, sin embargo, se aleja de esta afirmación.

Un nuevo estudio publicado en la revista Environment International ha analizado la relación que podría existir entre la utilización de estos aparatos y el riesgo de sufrir un tumor cerebral. Sus resultados están en línea con investigaciones anteriores: no hay relación. En concreto, los autores del trabajo reclutaron a más de 260.000 participantes procedentes de Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido, a los que preguntaron sobre sus hábitos de uso de estos dispositivos. Asimismo, les hicieron un seguimiento durante seis años (2007-2012) para identificar la aparición de tumores cerebrales, como el glioma, el meningioma y el neuroma acústico.

“Los investigadores han podido realizar un estudio de cohorte prospectivo en el que se recopiló información detallada sobre el uso del teléfono móvil de los participantes. Los resultados muestran que aquellos que pasaron más horas con él no tienen un mayor riesgo de desarrollar un tumor cerebral que otros”, afirma Maria Feychting, autora principal en un comunicado del Instituto Karolinska, que dirigió este trabajo. 

Recientemente, otro estudio internacional coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) llegó a la misma conclusión: no encontró una asociación causal entre el manejo del móvil y la presentación de tumores cerebrales, que son los que más frecuentemente se han relacionado con los usuarios. En concreto, es este tipo de cáncer el que preocupa por el hecho de que cuando se habla por teléfono, este se sitúa cerca de la cabeza. 

Acerca de las ondas que producen los teléfonos móviles, hay que distinguir antes entre las ondas ionizantes y las no ionizantes. La diferencia es que las primeras alteran el ADN y las segundas, no. Las ondas de los móviles se encuentran en el ámbito de radiofrecuencias, que transmiten una serie de energías no ionizantes, es decir, no destruyen el ADN. Las ionizantes son las que, por ejemplo, emiten las cabinas de rayos ultravioleta.  

Cambios en los últimos años

Hay que tener en cuenta que los dos estudios que se han mencionado realizaron un seguimiento hace más de 10 años, periodo en el que la tecnología ha avanzado y los teléfonos móviles poco tienen que ver con lo que entonces eran. 

Gemma Castaño, primera autora del estudio impulsado por ISGlobal, recuerda que antes el tipo de red que se utilizaba era de 2G y 3G: “Tenemos que ver qué pasa con las redes 4G y 5G, aunque ya sabemos que la cantidad de radiación ha ido mejorando”. Lo cierto es que el nivel de radiación que emiten los móviles de hoy en día no es el mismo que el de hace una década. El avance tecnológico y otros factores como los nuevos usos del móvil han permitido que esta cantidad sea menor. 

Por otra parte, hay que considerar también que los usos de estos dispositivos han cambiado. Mientras que antes los utilizábamos sobre todo para hacer llamadas, precisamente esto es casi lo que menos hacemos actualmente. Por ello, la exposición cerebral a la radiación ha disminuido. Castaño señala que, con los nuevos usos de los móviles, que ya no implican su acercamiento a la cabeza, los efectos en nuestro organismo pueden ser diferentes: “A lo mejor no tendríamos que estudiar el riesgo se sufrir tumores cerebrales, sino otras consecuencias sobre la salud”. 

Fuente: cuidateplus.com.ar