¿Cómo le digo a mis hijos que tengo cáncer?

Ante un diagnóstico de cáncer en una familia siempre nos queda la duda de si debemos informar a los más pequeños de la casa o no y cómo hacerlo. Evitar obviar la palabra cáncer es uno paso importante. 

La palabra cáncer lleva connotaciones negativas y es por eso que al oirla pensamos siempre en la muerte y en sufrimiento. Cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer y debe comunicarlo a sus hijos pequeños muchas veces obvian mencionar esta palabra como medida de protección y de lo que ocurrirá en realidad, pero ¿es una buena técnica? Utilizar la palabra cáncer, buscando liberarla del halo de estigma que tiene en la actualidad, puede resultar de vital importancia para establecer un canal de comunicación abierto al que el niño pueda recurrir en caso de necesitarlo. “Es importante estar abiertos a cualquier pregunta y decirles a nuestros hijos que se tomen su tiempo para pensarlo, que nosotros estamos ahí para resolver sus dudas”, explica a CuídatePlus Marta de la Fuente, responsable de la Unidad de Psicooncología de MD Anderson Cancer Center Madrid.

“La información alivia mucho la ansiedad, ayuda a no tener desinformación ni incertidumbre”, explica la psicooncóloga, aclarando además que «esto debe hacerse siempre que el niño quiera para lo que le preguntaremos si quiere que le contemos qué es el cáncer o no”.

Desde el momento del diagnóstico, el cáncer se va a instaurar en las dinámicas familiares por periodos de tiempo más o menos largos, incluso después de la finalización del tratamiento o de que la enfermedad remita. Durante esa temporada, se van a producir cambios de los que es recomendable que los niños sean conscientes. Además, debemos intentar hacer hincapié en que se sientan partícipes.

Un ejemplo claro es la caída del pelo. Como cambio significativo, es importante explicárselo para que ellos se preparen mentalmente. Al mismo tiempo, podemos intentar que tomen parte en ciertas decisiones acerca de cómo gestionarlo. Algunas preguntas que De la Fuente sugiere son: “¿Cómo te gustaría que estuviera en casa, con pañuelo o con peluca?”. O, “¿y para ir a recogerte al colegio, te importa que vaya con sombrero?”. E incluso sugerir que nos ayuden a prepararnos o a elegir.

¿Cuándo es el mejor momento para hablar con el niño?

Como explica la experta, el mejor momento para comunicar a un niño que tenemos cáncer “dependerá del niño, del modelo de familia, de las circunstancias actuales del proceso oncológico, entre otros factores pero, en líneas generales, lo recomendables es que sea cuanto antes”. El momento ideal es cuando “nosotros ya tengamos la información, tengamos el plan de tratamiento, el diagnóstico, y podamos dar una información con certezas y con información cerrada a nuestro hijo o nuestra hija para no alimentar su incertidumbre”.

¿Es bueno explicarlo a niños muy pequeños (2,3,4)?

Hablar con los niños sobre el cáncer es muy importante tengan la edad que tengan y esto es así porque “aunque no tengan la capacidad de entender y comprender lo que es el diagnóstico del cáncer y lo que implica, sí que están percibiendo ya cambios en la familia y en las dinámicas familiares”, explica. Por ello, es muy importante “que sepan que papá o que mamá están tristes o preocupados y que va a haber cambios en la familia y cómo les va a afectar”.

¿Cuál es la reacción habitual de los niños ante una situación así?

En cuanto a la reacción que tendrán los pequeños tras la conversación, esta será “imprevisible e impredecible”. Dependerá mucho de “la personalidad del niño, del modelo de familia, del entorno, de la situación, de la edad y, de la etapa evolutiva”, señala la experta. Así, indica, “hay niños que reaccionan con pasotismo, con indiferencia, con miedo, con angustia, con preocupación, con lloros, con pensamientos o preguntas, relacionados con te vas a morir”. Otros “reaccionan pensando cómo eso les va a influir a ellos, una reacción que podemos interpretarlo como una actitud egoísta, pero no es egoísta, sino que ahora mismo los niños están muy centrados en su vida y es comprensible que sea importante para ellos”.

Respecto a qué es normal y qué no en las reacciones de los niños la experta aclara que “todas las reacciones son normales al ser entendidas dentro de una forma de interpretar una situación. Lo que podría no ser considerado normal, o podría verse como patológico, sería una conducta de agresividad, tanto a nivel verbal como físico, hacia nosotros o también sentimientos de tristeza muy intensos que perduran en el tiempo, trasladando en niños a sentimientos de soledad, de no deseo de seguir viviendo”.

Tampoco serían normales “aquellas conductas con una sintomatología de miedo, angustia, preocupación, que genere cambios significativos en su día a día, interfiriendo en su funcionamiento diario”. Algunos signos de esto sería: “Pérdida de apetito, ganancias de peso de manera excesiva, conductas muy viscerales e impulsivas mantenidas en el tiempo, enfado muy constante y mantenido en el tiempo que esté interfiriendo en las dinámicas familiares”. 

Cuando estas conductas son intensas, “están generando un problema significativo en el funcionamiento del niño y en las dinámicas familiares”, por lo que deberíamos preocuparnos. Así como cuando “el niño traslade mucho sufrimiento emocional, y cuando no haya sensación de control ante las circunstancias” Si estas conductas se mantienen y generan dificultades en su día a día, a nivel escolar, en su relación con nosotros, en su relación con sus iguales, sería importante acudir a un especialista.

¿En caso de que el cáncer no tenga cura, es recomendable explicarle al niño que su padre o madre va a morir?

Por supuesto, señala De la Fuente. Además, añade, “en estos casos es muy importante que se fomenten las despedidas. Para hacer prevención de lo que se llama un ‘duelo patológico’, es muy importante fomentar al niño o a la niña que tenga su momento de despedida con su padre o con su madre”.

¿Cómo se puede explicar esto y cuándo será el será el mejor momento?

Cuando la situación es irreversible es importante “preparar al niño con tiempo, explicando que desgraciadamente la enfermedad no tiene cura y que es probable que mamá o papá fallezca antes de lo que teníamos previsto”. Es importante “lanzar este tipo de mensajes  ese tipo de mensajes días o semanas antes”. 

Cuando entramos en un proceso de sedación u hospitalización “es bueno ese momento de despedida y que se lo explique el otro progenitor en un momento y en un entorno tranquilo, en un espacio donde el niño o la niña se puedan expresar abiertamente, tranquilamente, sin prisas y, sobre todo, dejando el espacio para la comunicación, expresión personal y el contacto físico, respetando también mucho sus reacciones”, aconseja De la Fuente.

¿Es recomendable que los niños acompañen a sus padres a una visita médica?

Dependerá, como todo, de las características individuales de cada niño. “Nosotros podemos darle esa opción y habrá niños que quieran hacerlo e implicarse, porque eso les da una mayor sensación de control y les gusta sentirse útiles y otros que no”. Cuanta más naturalidad se le dé al proceso, “mucho mejor”.

¿Es recomendable aportar información, web fiables de salud, para que se informen y evitar que busquen informaciones erróneas?

Para niños más mayores y con capacidad para buscar información por fuentes que pueden o no pueden ser fiables, es recomendable explicarles que “siempre se centren en la información dada por el médico que atiende a su padre o a su madre”. En el supuesto caso en el que veamos que nuestros hijos tienen más interés por tener más información, “les recomendaremos webs fiables de salud, pero siempre estando nosotros cerca, filtrando qué información están mirando”

Fuente: https://cuidateplus.marca.com/bienestar/2022/02/04/cancer-digo-hijos-179536.html